Beth Henley completó Crimes of the Heart, su comedia trágica sobre tres hermanas que sobreviven a una crisis tras otra en un pequeño pueblo de Mississippi, en 1978. La presentó a varios teatros regionales para su consideración sin éxito. Sin embargo, sin saberlo, un amigo la había presentado al conocido concurso Great American Play del Actors’ Theatre of Louisville. La obra fue elegida como co-ganadora de 1977-78 y se representó en febrero de 1979 en el festival anual de Nuevas Obras Americanas de la compañía. La producción fue muy bien recibida, y la obra fue elegida por numerosos teatros regionales para sus temporadas de 1979-81.
A finales de 1980, Crímenes del corazón se produjo fuera de Broadway en el Manhattan Theatre Club para un compromiso limitado, con entradas agotadas, de treinta y dos funciones. Cuando la obra se trasladó a Broadway en noviembre de 1981, Los crímenes del corazón había recibido el prestigioso Premio Pulitzer. Henley fue la primera mujer en ganar el Pulitzer de Arte Dramático en veintitrés años, y su obra fue la primera en ganar antes de su estreno en Broadway. Crímenes del corazón obtuvo el premio del Círculo de Críticos Dramáticos de Nueva York a la mejor obra nueva americana, un premio Gugenheim y una nominación al Tony. La producción de Broadway, de gran éxito, duró 535 representaciones y dio lugar a producciones regionales en Londres, Chicago, Washington, Atlanta, Los Ángeles, Dallas y Houston. El éxito de la obra y, sobre todo, el prestigio del premio Pulitzer aseguraron a Henley un lugar en la élite del teatro estadounidense durante años. Como dijo la propia Henley, con su típico humor irónico, «ganar el premio Pulitzer significa que nunca más tendré que trabajar en una fábrica de comida para perros» (Haller 44).
Comparada a menudo con la obra de otras escritoras del «gótico sureño», como Eudora Welty y Flannery O’Connor, la obra de Henley es muy apreciada por su compasiva mirada a la buena gente del campo cuyas vidas han ido mal. Henley explora el dolor de la vida amontonando tragedias sobre sus personajes de una manera que algunos críticos han considerado excesiva, pero lo hace con un oscuro y penetrante sentido del humor que el público, como ha demostrado el éxito de la obra, encuentra como una perspectiva fresca en el teatro americano.