3 alternativas saludables al chocolate

Desde pasteles y tartas hasta helados y otros postres salados, el chocolate es una parte enorme del paisaje culinario compartido. De hecho, según datos de Statista, se espera que las ventas de chocolate en Estados Unidos alcancen los 22.400 millones de dólares anuales en 2017. Sin embargo, a pesar de su popularidad, el chocolate no siempre es la opción más saludable ni para picar ni para hornear. Aunque puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, la grasa y el azúcar del chocolate pueden resultar problemáticos a largo plazo. Por suerte, no tienes que vivir una vida sin el ocasional subidón de azúcar. En su lugar, hay un montón de ingredientes para cocinar que un chef puede utilizar en la cocina, cada uno de ellos con tanta dulzura como cualquier trozo de chocolate.

Chocolate negro
¿Cuál es el sustituto más fácil del chocolate? El propio chocolate, por supuesto. A diferencia de su homólogo mucho más lácteo, el chocolate negro es una opción decididamente más saludable. Por un lado, tiene mucho menos azúcar, por lo que suele ser el ingrediente preferido por quienes padecen diabetes de tipo 2 y otros problemas de control de la insulina. Los flavonoides que contiene la mayoría de los chocolates oscuros también ayudan a que las células del cuerpo funcionen con mayor eficacia. Más allá de los beneficios para la salud, el chocolate negro tiene un sabor muy diferente al de otras variedades de chocolate. Es mucho más rico e indulgente, la mezcla perfecta de dulzura azucarada y texturas más tenues, casi terrosas. Sin embargo, debido al sabor añadido, algunas recetas requieren menos chocolate negro que otras formas, normalmente para preservar mejor la integridad de otros ingredientes.

Cacao en polvo
Al igual que el chocolate negro, el cacao en polvo contiene la misma cantidad de bondades del chocolate, además de otras vitaminas y minerales. El cacao en polvo está repleto de flavonoides y componentes como el hierro y el manganeso, que ayudan a mejorar el funcionamiento de los glóbulos rojos. Existen esencialmente dos variedades de polvo, y cada una tiene su propio panel de sabor único. El cacao en polvo natural y sin azúcar, que suele tener un color mucho más claro, tiene un sabor más afrutado, gracias a que está completamente sin procesar. Por su parte, el polvo holandés ha sido alcalinizado -o se le ha reducido su acidez natural-, lo que le confiere un sabor mucho más a nuez y decididamente más suave. La elección del polvo depende de sus preferencias personales y de lo que quiera añadir a la receta. Por ello, lo mejor es experimentar con cualquiera de las dos mezclas.

Algarroba
Derivada de una planta de vaina que se cultiva principalmente en climas tropicales, la algarroba es similar a la forma de cacao en polvo de la que emana el chocolate. Sin embargo, la algarroba tiene una textura y un sabor muy diferentes a los del chocolate, que se ha descrito como mucho más dulce y suave que su homólogo de color similar. Además, la algarroba tiene menos calorías y azúcar que el chocolate, y tampoco tiene la cafeína añadida que a veces se ha relacionado con los dolores de cabeza. La algarroba también se puede procesar de la misma manera que las semillas de cacao, aunque como las semillas son mucho más densas, requiere un poco más de esfuerzo. Dado que carece de ese cierto sabor amargo y es intrínsecamente más dulce, la algarroba suele utilizarse mejor con recetas sin azúcar, incluidos los pudines, los brownies y las tartas de queso.

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