Un equipo de científicos ha diseñado un pollo con cara de dinosaurio para estudiar la evolución

En algún momento, hace unos 150 millones de años, cierto conjunto de dinosaurios empezó a parecerse cada vez más a lo que hoy conocemos como aves modernas. Uno de los cambios más pronunciados se produjo en la parte delantera de la cara: las aves nacientes perdieron sus dientes y los pequeños huesos que antes se encontraban en la punta del hocico se fusionaron y alargaron hasta formar el pico moderno.

Pero, ¿cómo ocurrió esto exactamente?

Para averiguarlo, los investigadores de Harvard y Yale decidieron rastrear el desarrollo del pico por sí mismos. Y al hacerlo, crearon una especie de dino-pollo: un embrión cuyo hocico está a medio camino entre el de un pico de pollo normal y el de un archosaurio prehistórico, los dinos precursores de las aves. El trabajo resultante se publica en la revista Evolution.

El primer paso de la investigación fue determinar cómo el rostrum (un término más general para designar un saliente en forma de pico o de hocico) cambió en las diferentes especies a lo largo del tiempo. Los investigadores pudieron separar las características físicas en dos categorías generales: las aves y los dinosaurios.

Los investigadores luego rastrearon el desarrollo de los picos de las aves a partes de dos vías genéticas conocidas como FGF y WNT. En los puntos del desarrollo embrionario de un pollo en los que normalmente se desencadenan esas vías, implantaron una cuenta empapada en inhibidores en la cara del embrión.

Cuando examinaron los resultados cerca del punto de eclosión, descubrieron que muchos de los embriones modificados tenían un aspecto notablemente diferente al de los pollos típicos. La rostra cayó en algún punto intermedio entre las aves modernas y los arcosaurios (los resultados se muestran en rojo):

Aquí hay una foto que compara los cráneos de un embrión de pollo modificado y no modificado con el de un caimán, un descendiente de los arcosaurios que evolucionó por un camino diferente:

Los resultados sugieren que las vías identificadas por los científicos evolucionaron en un lado del árbol genealógico de los arcosaurios, pero no en el otro, y que estas vías son la base de los picos. Además, dado que los pollos modificados se encuentran en algún punto intermedio entre los dinosaurios y las aves modernas, los científicos creen que es probable que algún día encontremos fósiles de animales que se parezcan a los modificados: un animal en algún punto intermedio evolutivo entre los dinosaurios y las aves.

Este tipo de modificación genética puede parecer extraña, sobre todo porque está estrechamente relacionada con los dinosaurios, evocando imágenes de Parque Jurásico. Pero, de hecho, los científicos llevan años modificando genéticamente animales con fines de investigación. El Premio Nobel de Química de 2008, por ejemplo, se concedió por el descubrimiento de una sustancia llamada proteína verde fluorescente, o GFP, que desde entonces se ha utilizado para crear genéticamente cerdos brillantes para estudiar sistemas de administración de medicamentos y gatos brillantes para estudiar el VIH.

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