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Cameron Buckner, profesor adjunto de filosofía en la Universidad de Houston, sostiene en un artículo publicado en Philosophy and Phenomenological Research que una amplia gama de especies animales muestran el llamado «control ejecutivo» a la hora de tomar decisiones, considerando conscientemente sus objetivos y las formas de satisfacerlos antes de actuar.

Reconoce que el lenguaje es necesario para algunas formas sofisticadas de metacognición, o de pensar sobre el pensamiento. Pero reforzado por una revisión de investigaciones publicadas anteriormente, Buckner concluye que una amplia variedad de animales -elefantes, chimpancés, cuervos y leones, entre otros- toman decisiones racionales.

«Estos datos sugieren que algunos animales no sólo tienen una opinión subjetiva sobre la idoneidad de la opción que están evaluando para su objetivo, sino que poseen una señal subjetiva e interna respecto a su confianza en esta opinión que puede desplegarse para seleccionar entre diferentes opciones», escribió.

La cuestión se ha debatido desde los días de los antiguos filósofos, cuando la gente consideraba lo que significa ser humano. Una forma de abordarla, según Buckner, es determinar exactamente qué diferencia a los humanos de otros animales.

El lenguaje sigue siendo un diferenciador clave, y Buckner señala que los intentos serios realizados en los años 70 y 80 de enseñar a los animales el lenguaje humano -enseñando a los chimpancés a utilizar el lenguaje de signos, por ejemplo- descubrieron que, aunque eran capaces de expresar ideas sencillas, no participaban en estructuras complejas de pensamiento y lenguaje.

Los antiguos filósofos se basaban en pruebas anecdóticas para estudiar la cuestión, pero los investigadores actuales realizan sofisticados experimentos controlados. Buckner, en colaboración con Thomas Bugnyar y Stephan A. Reber, biólogos cognitivos de la Universidad de Viena, publicó el año pasado los resultados de un estudio que determinó que los cuervos comparten al menos parte de la capacidad humana de pensar de forma abstracta sobre otras mentes, adaptando su comportamiento al atribuir sus propias percepciones a los demás.

En su último trabajo, Buckner ofrece varios ejemplos para apoyar su argumento:

  • Los elefantes patriarcales del Parque Nacional Amboseli de Kenia fueron capaces de determinar el nivel de amenaza de los intrusos humanos diferenciando el origen étnico, el género y la edad, lo que sugiere una comprensión de que los hombres adultos de la tribu Maasai a veces matan a los elefantes en competencia por el pastoreo o en represalia por los ataques contra los seres humanos, mientras que los hombres de la tribu Kamba y las mujeres y los niños de ambas tribus no representan una amenaza.
  • Las jirafas no suelen ser consideradas presas de los leones en África, debido a la capacidad de estos animales de cuello largo para dar patadas que aplastan el cráneo. Sin embargo, se dice que los leones de la Reserva de Caza Selous de Sudáfrica han aprendido que las jirafas que se encuentran en el lecho de un río arenoso pueden atascarse e incluso tropezar, lo que las convierte en una presa adecuada.

Su objetivo, dijo Buckner, era recopilar la investigación empírica, «para ver que hemos acumulado suficientes pruebas para decir que los animales realmente son racionales de una manera distintiva».

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