¿Por qué identificar los principales componentes de una vía de transducción de señales?
Imagina cómo sería la vida si tú y las personas que te rodean no pudieran comunicarse. No podrías expresar tus deseos a los demás, ni podrías hacer preguntas para saber más sobre tu entorno. La organización social depende de la comunicación entre los individuos que componen esa sociedad; sin comunicación, la sociedad se desmoronaría.
Al igual que ocurre con las personas, es vital que las células individuales puedan interactuar con su entorno. Esto es así tanto si una célula crece sola en un estanque como si es una de las muchas células que forman un organismo mayor. Para responder adecuadamente a los estímulos externos, las células han desarrollado complejos mecanismos de comunicación que pueden recibir un mensaje, transferir la información a través de la membrana plasmática y, a continuación, producir cambios en el interior de la célula en respuesta al mensaje.
En los organismos multicelulares, las células envían y reciben mensajes químicos constantemente para coordinar las acciones de órganos, tejidos y células distantes. La capacidad de enviar mensajes de forma rápida y eficaz permite a las células coordinar y ajustar sus funciones.
Aunque la necesidad de la comunicación celular en los organismos más grandes parece obvia, incluso los organismos unicelulares se comunican entre sí. Las células de las levaduras se señalan entre sí para facilitar el apareamiento. Algunas formas de bacterias coordinan sus acciones para formar grandes complejos denominados biopelículas o para organizar la producción de toxinas para eliminar organismos competidores. La capacidad de las células para comunicarse mediante señales químicas se originó en las células individuales y fue esencial para la evolución de los organismos multicelulares. El funcionamiento eficiente y sin errores de los sistemas de comunicación es vital para toda la vida tal y como la conocemos.