Adalberto, también escrito Adelberto, (nacido hacia el año 1000 – fallecido el 16 de marzo de 1072, Goslar, Sajonia ), arzobispo alemán, el más brillante de los príncipes obispos medievales de Bremen, y miembro destacado de la administración real.
Hijo menor de Federico, conde de Goseck (en el río Saale), Adalberto asistió a la escuela catedralicia de Halberstadt, convirtiéndose posteriormente en subdiácono y, en 1032, en canónigo. En mayo de 1043 fue nombrado arzobispo de Hamburgo-Bremen por el rey alemán, más tarde emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique III. Muy favorecido por el emperador, Adalberto intentó aumentar la influencia de su arzobispado y hacer de Bremen una sede patriarcal para el norte de Europa. Sin embargo, el papa León IX, aunque nombró a Adalberto su vicario para los países del norte en 1053, nunca le permitió ejercer la autoridad que deseaba.
Las ambiciones seculares de Adalberto le hicieron entrar en conflicto con los nobles sajones y especialmente con la casa de Billung. Tras la muerte del emperador en 1056, las tierras de su obispado fueron asoladas por Bernardo II Billung, y Adalberto tuvo que huir a Goslar, donde adquirió una considerable influencia en la política imperial durante la minoría de Enrique IV, a quien sirvió como tutor y guardián. Enrique concedió a Adalberto amplios poderes en Sajonia en 1063, pero se vio obligado a destituirlo como consejero real en 1066 debido a las protestas de la nobleza. Aunque a partir de 1069 estuvo frecuentemente en la corte, Adalberto nunca recuperó su ascendencia política. Fue enterrado en la catedral que mandó construir en Bremen.
La muerte de Adalberto fue un duro golpe para el comercio de Bremen, que bajo su mandato se había desarrollado tan rápidamente que la ciudad podía ser descrita como «el mercado de los pueblos del norte». El historiador del siglo XI Adam de Bremen dejó una vívida descripción de la personalidad de Adalberto en su Historia de los arzobispos de Hamburgo-Bremen.