La población de ciervos rojos del Reino Unido se duplicó en los 50 años anteriores a 2018, y más de la mitad de esos animales se encuentran en Escocia. El aumento de la población ha provocado un importante debate en torno a la gestión, con los defensores de los sacrificios citando el daño causado a los bosques y las plantas raras. También suponen un riesgo para los conductores, ya que cada año se producen unas 6.000 colisiones de tráfico con ciervos rojos. Cada año se sacrifican aproximadamente 100.000 ejemplares, aunque un informe de 2017 de los MSPs argumentó que los esfuerzos para gestionar el número no están teniendo éxito.
Una investigación realizada por la Comisión Forestal en 2014 afirmó que el aumento de la población de ciervos supone la mayor amenaza para los bosques antiguos nativos de Escocia.
En noviembre de 2019 se reveló que un estudio de 45 años indicaba que el cambio climático había afectado a la reserva genética de la población de ciervos rojos en Rùm, una de las islas Hébridas Interiores, Escocia. Las temperaturas más cálidas hicieron que los ciervos dieran a luz una media de tres días antes por cada década del estudio. El gen que selecciona el adelanto del parto ha aumentado en la población porque las ciervas con ese gen tienen más crías a lo largo de su vida. El Dr. Timothée Bonnet, de la Universidad Nacional de Australia, líder del estudio, dijo que habían «documentado la evolución en acción».