Vesna Vulovic, azafata que sobrevivió a una caída de 33.000 pies, muere

Image captionLa caída récord de Vulovic le valió el estatus de celebridad en su país de origen

Vesna Vulovic, una azafata que sobrevivió a la caída más alta jamás realizada por un ser humano después de que su avión se rompiera a 33.000 pies (10.000 m), ha muerto a los 66 años.

La televisión estatal de Serbia, país de origen de Vulovic, dijo que la encontraron muerta en su apartamento de Belgrado. La causa de la muerte no se conoció inmediatamente.

Vulovic trabajaba en un Douglas DC-9 de Yugoslav Airlines el 26 de enero de 1972 cuando una supuesta bomba hizo caer el avión entre las montañas de Checoslovaquia.

Los otros 27 pasajeros y la tripulación murieron.

Según los investigadores, Vulovic quedó atrapado por un carro de comida en la sección de cola del avión mientras éste caía en picado a temperaturas bajo cero.

La cola aterrizó en una parte muy boscosa y cubierta de nieve de la ladera de una montaña, lo que se cree que amortiguó el impacto.

Vulovic fue rescatada por Bruno Honke, un leñador que la oyó gritar en la oscuridad mientras los escombros caían a su alrededor.

Se sospechó que se había colocado una bomba en el interior del avión durante una escala en Copenhague (Dinamarca), pero nunca se demostró nada y no se realizaron detenciones.

Image caption Un DC-9 de Yugoslav Airlines idéntico al que explotó en 1972

Tras llegar al hospital, Vulovic cayó en coma durante 10 días. Tenía el cráneo fracturado, dos vértebras aplastadas y se había roto la pelvis, varias costillas y ambas piernas.

«Estaba rota, y los médicos me recompusieron», dijo al New York Times en 2008. «Nadie esperaba que viviera tanto tiempo»

La caída le valió a Vulovic un puesto en el Libro Guinness de los Récords de 1985 por la caída más alta a la que se ha sobrevivido sin paracaídas.

La azafata quedó temporalmente paralizada de cintura para abajo por la caída, pero con el tiempo se recuperó casi por completo y volvió a trabajar para la aerolínea en un puesto de oficina.

Nunca recuperó ningún recuerdo del accidente ni de su rescate, dijo, y siguió volando como pasajera. «La gente siempre quiere sentarse a mi lado en el avión», dijo.

La espectacular historia de supervivencia hizo que Vulovic se convirtiera en una celebridad en Serbia, donde canalizó su fama para hacer campaña por causas políticas.

En 1990 fue despedida de su trabajo en la aerolínea tras participar en las protestas contra el presidente Slobodan Milosevic, pero evitó ser detenida. Continuó durante dos décadas más luchando contra el nacionalismo.

«Soy como un gato, he tenido nueve vidas», dijo al New York Times. «Pero si las fuerzas nacionalistas de este país se imponen, mi corazón estallará»

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