La neurofibromatosis tipo 1 (NF1) es un trastorno genético multisistémico que afecta a la piel, los sistemas nerviosos central y periférico, los huesos y los sistemas cardiovascular y endocrino. Esta enfermedad está causada por mutaciones heredadas o de novo del gen NF1 en la región cromosómica 17q11.2, un gen que codifica la proteína neurofibromina. La neurofibromina se expresa especialmente en las células neurales e inhibe la vía RAS, que regula la proliferación y la diferenciación celular. La aparición de signos diagnósticos, típicamente dependiente de la edad, y el riesgo de complicaciones graves en los primeros años de vida hacen que un diagnóstico precoz sea crucial y que el tratamiento de los niños con sospecha de NF1 sea todo un reto. Actualmente, no se dispone de tratamientos específicos estandarizados para la NF1 y sus complicaciones. Sin embargo, en los últimos años, el creciente conocimiento de los mecanismos patogénicos ha motivado la búsqueda científica de agentes biológicos dirigidos que podrían cambiar el curso de la enfermedad. Se han realizado numerosos ensayos clínicos para el tratamiento de las complicaciones más típicas de la NF1, como los neurofibromas plexiformes (Ns) y los tumores relacionados con la NF1. En consecuencia, están surgiendo resultados alentadores in vitro e in vivo. Los insuficientes datos de eficacia y seguridad in vivo no permiten el uso rutinario de estos fármacos en la práctica clínica. La radioterapia parece estar indicada sólo para los sarcomas de tejidos blandos de alto grado, mientras que los enfoques quirúrgicos deberían considerarse para los tumores malignos de la vaina del nervio periférico (MPNST) y los N, los gliomas de la vía óptica y los cambios distróficos óseos, ya que podrían mejorar la calidad de vida. Sin embargo, se necesitan más estudios prospectivos para confirmar la eficacia, la seguridad y la relación coste/beneficio de los nuevos enfoques terapéuticos y el momento óptimo para su uso en pacientes con NF1.