¿Tienen Beyoncé y Jay-Z otros tatuajes además de los que tienen a juego?

Cuando vives tu vida en el centro de atención, tomar la decisión de hacerte un tatuaje es un movimiento audaz. Va a ser escudriñado, comparado y se hablará de él, así que más vale que las celebridades se aseguren de tomar decisiones sabias o se enfrenten a una vida de humillación documentada. Algunos famosos optan por hacerse tatuajes que conmemoran papeles concretos de su época de actores.

Otros recurren a los tatuajes como forma de mostrar su compromiso con su pareja o para honrar a sus hijos. En el caso de Beyoncé, tiene tatuajes que sirven para ambas cosas, y al menos uno de sus tatuajes hace juego con el de su marido Jay-Z.

Beyoncé y Jay-Z no siempre han compartido su relación

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En la actualidad, Beyoncé y Jay-Z se encuentran entre las parejas de poder más famosas del planeta, por lo que es difícil imaginar una época en la que la pareja no proclamara su amor a los cuatro vientos. Sin embargo, cuando empezaron a salir, se mantuvieron en silencio durante años.

Aunque el dúo musical ha colaborado en numerosas canciones a lo largo de los años, lo que ha hecho que la gente especule que son más que amigos, se han negado a confirmar los rumores al público.

Cuando la pareja decidió casarse, lo hizo en una ceremonia secreta. Los detalles de la boda de 2008 sólo se han filtrado en pequeños destellos aquí y allá a lo largo de los años, por lo que los fans han tenido que reconstruir la imagen del evento.

Tuvo lugar en el ático de Jay-Z en Nueva York e incluyó una lista de invitados de sólo 40 personas, lo que significaba que era principalmente la familia y algunos amigos muy cercanos. No hubo fiesta de bodas. A los pocos afortunados que fueron elegidos para asistir no se les permitió llevar sus teléfonos ni capturar el momento con nada más que sus recuerdos. Un invitado sí que lo contó como «una boda muy emotiva -mucho llanto- y realmente muy espiritual».

Beyoncé y Jay-Z se hicieron tatuajes a juego

Beyonce y Jay-Z | Kevin Mazur/VF15/WireImage

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Para celebrar su unión, Jay-Z y Beyoncé se han hecho tatuajes a juego en sus dedos anulares. Ambos lucieron el número romano del cuatro en tinta roja.

Puesto que se casaron el 4 de abril, el significado simbólico del tatuaje es bastante claro, pero el número tiene aún más importancia ya que Beyoncé nació el 4 de septiembre y Jay-Z el 4 de diciembre. El número romano – IV – forma parte incluso del nombre de su hija Blue Ivy.

Se rumoreaba que el matrimonio de Beyoncé y Jay-Z se estaba desmoronando debido a la infidelidad, algo que la propia Beyoncé plasmó en su álbum autobiográfico Lemonade. Los fans, muy atentos, empezaron a observar el dedo de Beyoncé en busca de señales de que se había borrado el famoso tatuaje.

Su aspecto desvanecido hizo que se especulara aún más con que estaba en proceso de terminar su relación. Quizá para acallar los rumores o simplemente para simbolizar la renovada fuerza de su matrimonio, Beyoncé se hizo retocar el importante tatuaje.

En lugar de tinta roja, ahora está delineado en un negro intenso. El número cuatro sigue siendo visible, pero parece que se ha combinado con una «J», quizás en honor al nombre de su marido.

¿Tienen Jay-Z y Beyoncé otros tatuajes a juego?

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Los tatuajes del dedo anular parecen ser la única tinta a juego que se ha hecho esta pareja. Sin embargo, Beyoncé tiene algunas otras piezas. Su mano izquierda también luce un sutil tatuaje en los nudillos con tres puntos que simbolizan a cada uno de sus tres hijos. Mirando de cerca, los fans pueden ver que el punto central es azul (para Blue Ivy) y los puntos superior e inferior son cada uno negro y del mismo tamaño, para los gemelos Rumi y Sir.

Los que se preguntaban si Beyoncé estaba buscando eliminar la tinta de su dedo anular pueden haber estado pensando en su pasado con un tatuaje no deseado. Cuando tenía 21 años, la estrella se tatuó en la cadera un ángel que ella misma pintó.

Aunque calificó el arte de «hermoso», inmediatamente se arrepintió de la decisión e inició el proceso para eliminarlo de inmediato. Hoy en día, no es más que una leve cicatriz que le recuerda el juicio precipitado de sus años de juventud.

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