Las sibilas eran profetas femeninas de la mitología griega y romana. Sus profecías, que surgían como acertijos que debían ser interpretados por los sacerdotes, estaban inspiradas por Apolo* u otros dioses. El número de sibilas variaba de 1 a 12.
profeta aquel que dice haber recibido mensajes o percepciones divinas
profecía que predice lo que va a suceder; también algo que se predice
La más famosa de estas profetas era la sibila cumana. Apolo se ofreció a concederle cualquier deseo si le hacía el amor. Recogiendo un puñado de arena, la sibila pidió vivir un año por cada grano de arena que sostuviera. Apolo le concedió su deseo, pero entonces la sibila lo rechazó. Como castigo, Apolo le concedió una larga vida, pero no la juventud eterna. A medida que la Sibila envejecía, disminuía su tamaño, hasta que se hizo tan pequeña que vivió en una botella. Cuando alguien le preguntaba a la Sibila qué quería, ella respondía que sólo deseaba morir.
Una historia cuenta que la sibila de Cumas* llevó al héroe griego Eneas* al inframundo para que conociera a su padre muerto, Anquises. Anquises predijo entonces que de Eneas saldría el mayor imperio que el mundo hubiera visto jamás. Según la tradición, los descendientes de Eneas fundaron Roma.
mundo subterráneo tierra de los muertos
En otro cuento muy conocido, la Sibila ofreció vender nueve libros al rey romano Tarquino. Éste se negó a comprarlos. La Sibila quemó tres de los libros y volvió a ofrecer los seis restantes al mismo precio. De nuevo se negó. Quemó tres más y volvió de nuevo. Esta vez Tarquino compró los libros, que contenían profecías sobre el futuro de Roma. Tarquino guardó los libros en el templo de Júpiter*, donde los funcionarios los consultaban en ocasiones especiales para interpretar las profecías. Los libros se consumieron en un incendio en el año 83 a.C.
Véase también Mitología griega ; Mitología romana .