Patrón de: los partos; los niños; las mujeres embarazadas; las personas falsamente acusadas; la fiebre; los bebés; las comadronas; los recién nacidos; los obstetras; las mujeres embarazadas.
San Raimundo Nonato nació en Portella en la diócesis de Urgel, Cataluña, alrededor del año 1203. Recibió el nombre de Raimundo en su bautismo y el apodo de Nonato porque no nació normalmente, sino que fue parido por una operación de cesárea. Su padre era pastor, según algunos, y miembro de la familia noble de Cardona, según otros.
Desde muy joven manifestó una gran devoción a la Santísima Virgen. Rezaba el Rosario todos los días en la ermita de San Nicolás de Mira. Una vez se le apareció la Virgen y le prometió su protección. Después tuvo una fuerte tentación de pecar contra la castidad, pero no cayó. Fue a agradecer a su Patrona y le consagró su virginidad. María se le apareció de nuevo, mostrando su satisfacción y aconsejándole que ingresara en la Orden de los Mercedarios, cuya fundación había inspirado a San Pedro Nolasco poco antes, en 1218.
Se ordenó sacerdote y se dedicó a la redención de cautivos hasta 1231. Liberó a 140 cautivos en Valencia, 250 en Argel y 28 en Túnez. Fue en esta última ciudad donde tuvo ocasión de cumplir el cuarto voto especial de los mercedarios de ofrecerse a permanecer en cautiverio en lugar de los prisioneros católicos. Al no poder pagar el rescate exigido por los traficantes de esclavos de Túnez, Raimundo se ofreció para ocupar el lugar de algunos prisioneros.
El intercambio se hizo, y comenzó un duro cautiverio. Para evitar que hablara de Nuestro Señor, pues sus atractivas palabras estaban convirtiendo a numerosos musulmanes, los amos árabes de los esclavos le perforaron los labios con un hierro candente y se los cerraron con un candado. Este candado sólo se abría para que comiera. Tras ocho meses de este tormento, otros mercedarios llegaron desde España trayendo el rescate exigido.
Los últimos diez años de su vida los pasó en Roma, donde se convirtió en el representante de su Orden y en viajar por diferentes países para predicar la Cruzada. Como cardenal representante del Papa Gregorio IX fue enviado a entrevistarse con San Luis de Francia y a animarle a emprender la Cruzada, que efectivamente tuvo lugar 10 años después.
San Ramón Nonato murió en Cardona, un pueblo español cercano a Barcelona, el 31 de agosto de 1240. Sólo tenía 37 años.