El líquido cefalorraquídeo (LCR) está contenido en los ventrículos cerebrales y en los espacios subaracnoideos craneales y espinales. El volumen medio de LCR es de 150 ml, con 25 ml en los ventrículos y 125 ml en los espacios subaracnoideos.
El LCR es segregado predominantemente, aunque no de forma exclusiva, por los plexos coroideos. El líquido intersticial cerebral, el ependima y los capilares también pueden desempeñar un papel poco definido en la secreción de LCR.
La circulación del LCR desde los lugares de secreción a los de absorción depende en gran medida de la onda de pulso arterial. Otros factores adicionales, como las ondas respiratorias, la postura del sujeto, la presión venosa yugular y el esfuerzo físico, también modulan la dinámica del flujo y la presión del LCR.
Durante mucho tiempo se ha considerado que las vellosidades aracnoideas craneales y espinales son los lugares predominantes de absorción del LCR en el sistema de salida venoso. Los datos experimentales sugieren que las vainas de los nervios craneales y espinales, la placa cribiforme y la adventicia de las arterias cerebrales constituyen vías importantes de drenaje del LCR hacia el sistema de salida linfático.
El LCR se renueva unas cuatro veces cada 24 horas. La reducción de la tasa de renovación del LCR durante el envejecimiento conduce a la acumulación de catabolitos en el cerebro y el LCR que también se observan en ciertas enfermedades neurodegenerativas.
El espacio del LCR es un sistema de presión dinámico. La presión del LCR determina la presión intracraneal con valores fisiológicos que oscilan entre 3 y 4 mmHg antes del año de edad, y entre 10 y 15 mmHg en los adultos.
Además de su función de protección hidromecánica del sistema nervioso central, el LCR también desempeña un papel destacado en el desarrollo cerebral y en la regulación de la homeostasis del líquido intersticial cerebral, que influye en el funcionamiento neuronal.