Posición moral, en ética, el estatus de una entidad en virtud del cual es merecedora de consideración en la toma de decisiones morales. Preguntar si una entidad tiene prestigio moral es preguntar si el bienestar de esa entidad debe ser tenido en cuenta por los demás; también es preguntar si esa entidad tiene valor moral o valor y si puede hacer reclamaciones morales a otros seres. La posición moral suele ser un tema clave en los debates sobre los derechos de los animales y dentro de la bioética, la ética médica y la ética medioambiental.
Los especialistas en ética han adoptado varias posturas sobre cómo determinar la posición moral y el valor inherente de una entidad. El antiguo filósofo griego Aristóteles adoptó una visión teleológica (orientada al propósito) de la naturaleza que consideraba el mundo como una jerarquía dentro de la cual los niveles inferiores de plantas y animales sólo tienen valor en relación con los propósitos de los humanos. Más de dos milenios después, el filósofo alemán Immanuel Kant defendió una visión deontológica (basada en el deber) al afirmar que los seres humanos tienen deberes morales directos para con otros seres humanos -que son entidades moralmente autónomas y, por tanto, tienen capacidad moral-, pero no para con los organismos no humanos, que no son moralmente autónomos. El ético australiano Peter Singer adoptó un enfoque utilitarista, argumentando el reconocimiento de la posición moral en la mayoría de los animales no humanos, así como en los seres humanos, sobre la base de que la mayoría de los animales no humanos, al igual que todos los seres humanos, tienen interés en evitar el dolor y experimentar el placer. Algunos éticos de la virtud han argumentado que una persona moralmente ejemplar reconocería la posición moral de los organismos no humanos.