Hace años, una amiga nuestra nos trajo cuatro pequeños botes de pintura casera para el baño. Resultó ser el mejor regalo que nunca supimos que necesitábamos.
A mi hija, que entonces tenía 2 años, le encantaba tirar puñados de pintura casi tanto como comerlos. La «hora de pintar» se convirtió inevitablemente en la hora del baño, para las dos.
Aunque nunca se me podría acusar de ser limpia u ordenada, incluso yo empecé a pegar papel a los azulejos y a traer pintura lavable para crear un estudio de pintura justo en la bañera. Dejaba que mi hija diera rienda suelta a su De Kooning interior (Elaine de Kooning, claro) y todo, excepto el papel, quedaba pintado -lo cual era genial-, pero pronto quedó claro que la pintura de baño real tenía mucho más sentido. Es barata. Es fácil. Y hacer la receta era también un proyecto sencillo al que podíamos aspirar durante esas interminables tardes de invierno, de esas en las que has perdido la última pizca de cordura y hasta los relojes (y el propio tiempo) parecen congelados. ¿Conoces esos días?
Aquí tienes lo que vas a necesitar:
- ¾ de taza de acondicionador (blanco) apto para niños
- ¼ de taza de champú apto para niños
- 1 taza de maicena
- 4 cucharadas de agua (o las que sean necesarias)
- colorante alimentario
- contenedores de plástico vacíos para guardar la pintura
- pincel para pintar
Hace aprox. 2 tazas de pintura (¡o suficiente para un baño súper divertido!)
Primer paso:
Combina la maicena, el acondicionador y el champú (yo uso un batidor). Añade 2 cucharadas de agua. Moja tu cepillo para probar la consistencia. Si es demasiado espesa, añade agua una cucharadita a la vez hasta que hayas alcanzado una buena viscosidad para pintar. Si añades demasiada agua, simplemente añade un poco de maicena para espesar de nuevo.
Segundo paso:
Divide tu líquido en 1-4 secciones (dependiendo de cuántos colores quieras hacer). Añade gotas de colorante alimentario en cada sección hasta que estés contento con tu color.
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Paso tres:
Si te preocupan las manchas, haz una prueba con la lechada de tu baño en una zona discreta. Yo no tuve ningún problema con mi pintura (y mi baño tiene azulejos y lechada blancos) pero siempre es mejor ir a lo seguro. Hablando de eso, esta pintura puede ser resbaladiza, así que enjuaga bien la bañera cuando termines.
¡Ahora tu pintura está lista para usar!
PRO TIP: La pintura de baño también es una gran distracción cuando estás tratando de lavar el cabello de tu hijo. Últimamente, cada noche de lavado de pelo en nuestra casa es como una situación de rehenes de alto riesgo, en la que tengo que pensar rápidamente para resolver la crisis sin parecer débil o preocupada. Se diría que he dado a luz a la Malvada Bruja del Oeste («¡Estoy melllltinnnnggg!»).
Contenido extra para la hora del baño:
Aquí tienes unos cuantos trucos para lavar el pelo que nos han funcionado:
- Finge que tu hijo es una flor y lleva una regadera a la fiesta del baño.
- Usa un paño ligeramente húmedo y moja lentamente su pelo. Si otra persona puede leer un libro (o distraerlos mediante una giga, un truco de magia o un ukelele), mejor. También les ofrezco una toallita seca para que se agarren a ella (y mi hija la utilizaba para taparse los ojos). Aclara con una toallita húmeda.
- Juega al tronco o… a la cosa larga flotante (inserta aquí el nombre oficial de la marca). Haz que se acuesten en la bañera y muéstrales cómo flotan. Esto ha funcionado algunas veces. Mi hija cree que puede oír el océano cuando está bajo el agua. No le he dicho lo contrario.
- Encierra su dibujo o personaje favorito entre dos hojas de papel de contacto transparente y pégalo al techo con una ventosa. También puedes utilizar pintura de baño (por eso estamos aquí) para hacer dibujos en el techo de azulejos de la ducha/bañera. O deja que pinten en la pared que tienen encima mientras les enjuagas el pelo. Cualquier cosa para que miren hacia arriba. Los segundos cuentan!