Neovascularización de la córnea

Los tratamientos para la neovascularización de la córnea se llevan a cabo predominantemente fuera del laboratorio con una multitud de complicaciones como resultado. Los resultados deseados de la terapia médica no siempre se producen, por lo que puede ser necesario un procedimiento invasivo para evitar una mayor disminución de la avascularización corneal.

Para la hipoxia relacionada con las lentes de contacto, el cese del uso de las mismas es el primer paso hasta que la neovascularización corneal sea tratada por un médico. Las modernas lentes de contacto rígidas permeables al gas y de hidrogel de silicona tienen un nivel mucho mayor de transmisibilidad de oxígeno, lo que las convierte en alternativas eficaces para ayudar a prevenir la neovascularización corneal.

La administración tópica de esteroides y antiinflamatorios no esteroideos es el tratamiento de primera línea para las personas con NVC. La administración de esteroides puede aumentar el riesgo de infección, glaucoma, cataratas y recurrencia del herpes simple. Sin embargo, los fármacos antiinflamatorios aumentan el riesgo de ulceración y fusión de la córnea.

Dado que el VEGF desempeña un papel importante en la vasculogénesis y en la neovascularización patológica asociada a las enfermedades oculares, un tratamiento potencial para la NVC es inhibir la actividad del VEGF compitiendo con la unión del VEGF con un anticuerpo neutralizante específico contra el VEGF. Los inhibidores del VEGF incluyen el pegatanib sódico, el ranibizumab y el bevacizumab, que se utilizan actualmente para el tratamiento de diversas enfermedades de la retina. Los anticuerpos anti-VEGF, como la aplicación de ranibizumab o bevacizumab, han demostrado reducir la neovascularización corneal. Tanto el ranibizumab como el bevacizumab utilizan el mismo mecanismo e inhiben todas las isoformas del VEGF. La reducción significativa de la invasión de los vasos sanguíneos en crecimiento en términos de área neovascular y calibre de los vasos sugiere que el tratamiento con ranibizumab induce el adelgazamiento de los vasos sanguíneos, sin embargo, no hay un cambio significativo de la longitud de los vasos sanguíneos. El uso de anticuerpos anti-VEGF para tratar la NVC tiene algunas limitaciones, como que no es una cura y puede requerir tratamientos repetidos para mantener los efectos positivos en el tiempo. La administración tópica y/o subconjuntival de bevaicizumab o ranibizumab ha demostrado seguridad y eficacia a corto plazo, pero no se han documentado los efectos a largo plazo. La terapia antiVEGF es actualmente un tratamiento experimental.

Si la córnea está inflamada a través de la neovascularización corneal, la supresión de las enzimas puede bloquear la NVC al comprometer la integridad estructural de la córnea. La neovascularización corneal puede suprimirse con una combinación de administración oral de doxiciclina y con corticosteroides tópicos.

Opciones quirúrgicas

Las soluciones invasivas para la neovascularización corneal se reservan cuando las terapias médicas no proporcionan los resultados deseados.

La invasión de los tejidos sanguíneos y la ablación de los tejidos de la córnea pueden obstruirse mediante el uso de tratamientos con láser, como los láseres de Argón y Nd:YAG. La irradiación y/o los daños en los tejidos adyacentes causados por el procedimiento pueden dar lugar a hemorragias corneales y al adelgazamiento de la córnea. La obstrucción de los vasos sanguíneos puede ser infructuosa debido a la profundidad, el tamaño y la alta tasa de flujo sanguíneo de los vasos. Además, el daño térmico de los láseres puede desencadenar una respuesta inflamatoria que puede exagerar la neovascularización.

Un tratamiento eficaz es la terapia fotodinámica, sin embargo, este tratamiento tiene una aceptación clínica limitada debido a los elevados costes y a las muchas complicaciones potenciales que conlleva y que también están relacionadas con la ablación láser. Las complicaciones pueden incluir la irradiación del tinte fotosensible previamente inyectado que induce la apoptosis y la necrosis del endotelio y la membrana basal.

La diatermia y la cauterización es un tratamiento en el que se inserta una aguja de electrólisis en los vasos alimentadores del limbo. Los vasos se obstruyen con una corriente coagulante mediante el uso de una unidad de diatermia unipolar o mediante cauterización térmica.

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