¿Qué es la maldición de los recursos?
La maldición de los recursos es un término utilizado para describir una situación paradójica en la que un país tiene un rendimiento económico inferior, a pesar de albergar valiosos recursos naturales. La maldición de los recursos también puede denominarse la trampa de los recursos o la paradoja de la abundancia.
Hay muchas explicaciones posibles para este fenómeno, pero, en términos generales, se cree que está causado por la concentración de demasiado capital y mano de obra del país en unas pocas industrias dependientes de los recursos. Al no realizar inversiones adecuadas en otros sectores, los países pueden volverse vulnerables a las caídas de los precios de las materias primas, lo que conduce a un bajo rendimiento económico a largo plazo.
Consignas clave
- La maldición de los recursos se refiere a los países que tienen un bajo rendimiento económico, a pesar de beneficiarse de valiosos recursos naturales.
- Se produce principalmente cuando un país centra todos sus medios de producción en un sector dependiente de los recursos.
- Esto puede llevar a convertirse en un país muy dependiente del precio de una determinada materia prima, lo que dificulta seguir desarrollando la economía.
- Angola y Arabia Saudí sufren la maldición de los recursos, aunque Arabia Saudí ha conseguido diversificarse en los últimos años.
Cómo funciona la maldición de los recursos
La maldición de los recursos, o trampa de los recursos, es una situación paradójica en la que los países con abundancia de recursos naturales no renovables experimentan un crecimiento económico estancado o incluso una contracción económica. La maldición de los recursos se produce principalmente cuando un país empieza a centrar todos sus medios de producción en una sola industria, como la minería o la producción de petróleo, y descuida la inversión en otros sectores importantes.
A veces, la maldición de los recursos también puede ser consecuencia de la corrupción gubernamental. Si una gran parte de la riqueza nacional se concentra en unas pocas industrias, el gobierno puede abusar de sus poderes reguladores, por ejemplo, adjudicando valiosos contratos a base de sobornos. Si demasiada mano de obra y capital fluye hacia un pequeño puñado de sectores, puede debilitar el resto de la economía y perjudicar al país en general.
Los países con economías más diversificadas tienden a capear mejor los ciclos económicos mundiales que los países con economías concentradas.
Este tipo de problema se observa a menudo en las economías en desarrollo que han descubierto recientemente grandes depósitos de recursos naturales. Una vez que se descubre un recurso natural, el capital de inversión disponible tiende a gravitar hacia esta industria.
La nueva industria se convierte en una fuente de crecimiento económico y de relativa prosperidad económica, ofreciendo salarios atractivos y animando a los ciudadanos a invertir sus ahorros en la nueva industria. A largo plazo, esta dinámica puede llevar a que los países se vuelvan muy dependientes del precio de esa materia prima en particular, dificultando posteriormente el desarrollo de la economía.
Ejemplos del mundo real de la maldición de los recursos
Consideremos el caso de Angola. Situada en la costa occidental del sur de África, Angola tiene unos 30 millones de habitantes. Su economía, sin embargo, depende en gran medida de las materias primas, ya que los productos petrolíferos representan aproximadamente el 90% de las exportaciones del país.
La economía de Angola es extremadamente vulnerable a cualquier descenso importante o sostenido del precio del petróleo, ya que prácticamente toda la riqueza de la nación depende de este sector. En este sentido, Angola puede haber sido «maldecida» por sus grandes reservas de petróleo.
Otro país que depende en gran medida de la venta de petróleo a otras naciones es Arabia Saudí. Afortunadamente, a diferencia de Angola, Arabia Saudí ha tomado medidas para diversificar constantemente su economía, alejándola de las exportaciones de crudo. En 2010, el petróleo crudo representaba el 75% de las exportaciones totales de Arabia Saudí. Avancemos hasta 2018 y esta cifra se ha reducido a poco más del 55%.