Métodos: Se buscaron ensayos controlados aleatorios publicados entre 1966 y diciembre de 2002. Las bases de datos de la estrategia de búsqueda incluyeron Medline y AMED. Se revisaron las referencias de los ensayos clínicos y se contactó con los autores de los principales artículos y con los fabricantes de productos comerciales probióticos. La evaluación de la calidad se basó en las guías McMaster y fue realizada por cinco revisores independientes. La extracción de datos fue realizada por 2 revisores.
Resultados: Se elaboró una lista maestra de 90 artículos. Diez artículos cumplían los criterios de inclusión y exclusión y eran coherentes con nuestra pregunta clínica. De los 9 estudios que midieron el hidrógeno en el aliento, 3 fueron positivos, 3 fueron negativos y 3 tuvieron resultados tanto positivos como negativos. De los 7 estudios que midieron los síntomas, 1 dio resultados positivos, 5 fueron negativos y 1 tuvo resultados tanto positivos como negativos.
Conclusiones: La suplementación con probióticos en general no alivió los síntomas y signos de la intolerancia a la lactosa en adultos en esta revisión. Algunas pruebas sugieren que cepas, concentraciones y preparaciones específicas son eficaces. Se necesitan más ensayos clínicos de cepas y concentraciones específicas para delinear esta posible relación terapéutica.
- Familiarizarse con las cepas, concentraciones y preparaciones de probióticos que tienen más probabilidades de ser eficaces.
- Dado que un individuo determinado puede responder bien a los probióticos, sugerir un ensayo de un suplemento probiótico-quizás realizando un ensayo n-de-1 para una evaluación objetiva.
- Si un ensayo de probióticos no logra los resultados deseados, aconsejar al paciente sobre las muchas otras opciones para tratar la intolerancia a la lactosa.
A juzgar por nuestra revisión sistemática de la literatura, la suplementación con probióticos no es eficaz universalmente para la intolerancia a la lactosa en adultos. Sin embargo, algunas evidencias sugieren que cepas, concentraciones y preparaciones específicas de probióticos pueden ser eficaces.
Discuta la suplementación con probióticos con los pacientes con intolerancia a la lactosa. «Probarlo» es una sugerencia razonable, dada la evidencia adicional de que hay individuos cuyos síntomas de intolerancia a la lactosa responderán, por razones desconocidas, a los probióticos.
Para aquellos que no encuentren beneficio en los probióticos, se pueden recomendar varias otras opciones terapéuticas.
Sabiduría predominante sobre la intolerancia a la lactosa
Las personas intolerantes a la lactosa sufren síntomas como calambres abdominales, hinchazón y diarrea después de ingerir alimentos que contienen lactosa, incluidos los productos lácteos no fermentados.1 Esta intolerancia a los productos lácteos puede hacer que la persona reciba menos de la ingesta recomendada de calcio y proteínas, especialmente en los países en vías de desarrollo.
La deficiencia primaria de lactasa es la forma más común de intolerancia a la lactosa.1 En EE.UU., el 15% de los caucásicos, más del 50% de los mexicano-americanos y más del 80% de los afroamericanos tienen intolerancia a la lactosa.2
Opciones de tratamiento para la deficiencia de lactasa
Las personas con intolerancia a la lactosa digieren el yogur, que está fermentado, más fácilmente que la leche.2 Los alimentos no fermentados que contienen lactosa pueden consumirse en pequeñas cantidades o con proteínas y grasas para retrasar el vaciado gástrico. Los productos lácteos no fermentados suelen tolerarse si se prehidrolizan para reducir los niveles de lactosa (como la leche reducida en lactosa o sin lactosa). Por último, pueden tomarse comprimidos de enzimas sintéticas (lactasa) con alimentos lácteos que contengan lactosa para intentar aliviar los síntomas.2
¿Qué son los probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren, tienen efectos beneficiosos en la prevención o el tratamiento de enfermedades.3 Algunos probióticos, como el Lactobacillus, contienen β-galactosidasa o lactasa intracelularmente, de modo que la ingestión de probióticos que contienen lactasa podría ser beneficiosa para los individuos intolerantes a la lactosa, ya sea consumidos con los alimentos o tomados por separado como suplemento.
Teóricamente, los probióticos ingeridos como suplementos se adherirían al revestimiento intestinal y digerirían la lactosa de la dieta, aliviando así los síntomas de malabsorción por exceso de lactosa. Los probióticos tienen otros efectos positivos: el tratamiento y la prevención de la diarrea (infecciosa e inducida por antibióticos), el alivio de los síntomas del síndrome del intestino irritable, el alivio de la enfermedad inflamatoria intestinal y la disminución de la enfermedad atópica.4,5 La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud han informado de que existen pruebas científicas adecuadas del potencial de los alimentos probióticos para proporcionar beneficios para la salud, y de que las cepas específicas son seguras para el uso humano.6
Ventajas supuestas de los probióticos. La suplementación con probióticos puede ser preferible a los productos sin lactosa debido a la imposibilidad de vigilar y controlar todos los productos lácteos consumidos. La variada eficacia de las enzimas de la lactasa en diferentes individuos puede hacer que los probióticos sean el suplemento preferido. Además, la opción de un tratamiento natural puede resultar atractiva para muchas personas.
Prueba de la intolerancia a la lactosa
La prueba de hidrógeno en el aliento es el estándar de oro para diagnosticar la intolerancia a la lactosa. Las bacterias intestinales metabolizan los carbohidratos para generar hidrógeno que se absorbe rápidamente en la sangre que perfunde el intestino y se elimina durante un único paso por los pulmones.