Lockout, la táctica de retener el empleo, normalmente utilizada por los empleadores para obstaculizar la organización sindical o para ganar influencia en los conflictos laborales. A menudo se lleva a cabo bloqueando literalmente a los empleados fuera del lugar de trabajo, pero también puede lograrse mediante el paro laboral, los despidos o la contratación de trabajadores de reemplazo no sindicalizados.
En Estados Unidos, los cierres patronales se convirtieron en una táctica común por parte de los empleadores en las décadas de 1880 y 1990, cuando los sindicatos de mineros de plata y plomo en Nevada, Colorado, Idaho y Utah luchaban por una jornada de ocho horas y un mayor salario. Durante este periodo, el cierre patronal también se utilizó contra los Caballeros del Trabajo (KOL) en industrias que incluían el empaquetado de carne, la fabricación de puros, el tejido de punto y el lavado de ropa. De hecho, la estrategia del cierre patronal fue fundamental para la desaparición de los KOL.
Un cierre patronal puede conducir a la sustitución permanente de los trabajadores en huelga. Esta táctica obtuvo reconocimiento nacional en Estados Unidos en 1981 durante una huelga del sindicato de Controladores Profesionales de Tráfico Aéreo (PATCO) para conseguir mejores horarios y mejores condiciones de trabajo. Los controladores aéreos, altamente cualificados, creían que no podían ser sustituidos. Sin embargo, como empleados del gobierno federal, era ilegal que los miembros de PATCO hicieran huelga. El presidente Ronald Reagan ordenó la sustitución de los huelguistas mediante la contratación de jubilados y controladores de otros ámbitos, como el militar. El éxito de esta estrategia llevó a otros empresarios a utilizar el cierre patronal como herramienta contra las huelgas laborales.