Lípidos: Un plan de acción de enfermería para mejorar los niveles de lipoproteínas de los pacientes'

Nota: Las publicaciones del Grupo de Ciencias de la Vida de Advanstar Communications y su portal web, http://ModernMedicine.com/, colaboran en una iniciativa coordinada e interdisciplinaria para abordar este importante problema de salud pública: los trastornos cardiometabólicos y el peso. Para leer los artículos introductorios conjuntos de esta serie, visite los siguientes enlaces:

Trastornos cardiometabólicos y peso: Acción para los resultados

http://medicaleconomics.modernmedicine.com/memag/article/articleDetail.jsp?id=621950

http://medicaleconomics.modernmedicine.com/memag/article/articleDetail.jsp?id=621955

SARA ES UNA SOLTERA DE 59 AÑOS que trabaja como agente de compras para una empresa de equipos médicos. Tiene tres hijos mayores y no ha tenido grandes problemas de salud ni enfermedades crónicas, aunque durante los últimos 35 años ha fumado medio paquete de cigarrillos al día. No tiene alergias. Se sometió a una prótesis de rodilla tras un accidente mientras jugaba al golf hace siete años. Hace 20 años, su padre falleció repentinamente a la edad de 68 años tras la rotura de un aneurisma aórtico; su madre, de 86 años, sobrevive y se encuentra bien a pesar de haber sufrido dos pequeños accidentes cerebrovasculares. La semana pasada, su único hermano menor le dijo que se había sometido a un perfil lipídico en ayunas (FLP) en una feria de la salud en la oficina. Dijo: «Parece que mi colesterol puede ser demasiado alto, así que me dijeron que me lo volviera a hacer mi médico». Sara comentó que ella no se había hecho revisar el suyo en varios años porque no había ido a ese tipo de médico. Tras hablar con su hermano, concertó una cita en una clínica de salud familiar para que le hicieran un FLP y le indicaron que debía estar en ayunas durante al menos 12 horas antes de que le sacaran sangre.1

Sus resultados revelaron las siguientes anomalías: colesterol total (CT) 240 mg/dL; lipoproteínas de alta densidad (HDL) 38 mg/dL; lipoproteínas de baja densidad (LDL) 164 mg/dL; y triglicéridos normales (150 mg/dL).1,2 La glucemia en ayunas era normal. A la semana siguiente, una enfermera profesional la vio para un examen físico y un seguimiento. Su presión arterial en posición sentada era de 138/80 mm Hg; la frecuencia cardiaca en reposo era de 86 lpm; las respiraciones no eran lentas, a 16 por minuto; y la revisión de los sistemas y el resto de la exploración física no presentaban ninguna anomalía. El índice de masa corporal (IMC) de Sara era de 26,8 kg/m2 , lo que la convertía en una persona con un ligero sobrepeso.3 Los recuentos sanguíneos y los análisis químicos, la tiroides y los estudios de la función hepática eran todos normales.

La enfermera especializada repasó estos resultados con Sara. Le explicó los cambios que se producen en los vasos sanguíneos como consecuencia de una hiperlipidemia no controlada, especialmente en lo que se refiere al desarrollo de una cardiopatía coronaria, que podría provocar un infarto. El mismo proceso, continuó diciendo, podría producirse en las arterias carótidas -las principales arterias que alimentan el cerebro- y causar un accidente cerebrovascular. Sara aprendió que un perfil lipídico anormal como el suyo, especialmente el LDL alto, era preocupante porque es un factor de riesgo importante para desarrollar una cardiopatía coronaria. Otros factores de riesgo, como su bajo nivel de HDL, sus antecedentes de tabaquismo y su edad, también contribuían al riesgo de que Sara sufriera una cardiopatía isquémica, en el que también influían su estilo de vida más bien sedentario y su dieta aterogénica.4

La enfermera especializada utilizó todos estos datos para calcular el riesgo de que Sara desarrollara una cardiopatía isquémica en 10 años, cuyos resultados facilitarían la toma de decisiones sobre el régimen de tratamiento óptimo de Sara.2,4 Los resultados indicaron que Sara se encontraba en la categoría de «riesgo moderadamente alto».4,5 Basándose en las directrices actuales, se le recetó una estatina -la clase de fármacos más potente para reducir la hiperlipidemia LDL- y cambios terapéuticos en el estilo de vida (TLC).4,6 Como enfermera educadora en la clínica, se le ha pedido que vea a Sara para ayudarle a formular un plan para cumplir los objetivos del tratamiento.

Después de revisar su historial, se reúne con Sara para recabar más información. Se entera de que tiene estudios secundarios y dice que entiende la importancia de tener sus «cifras de colesterol bajo control», así como la necesidad de dejar de fumar para no «caer muerta de un ataque al corazón o un derrame cerebral». Hace dos años, dejó de fumar durante seis meses, así que dice: «Sé que puedo hacerlo». También admite que necesita -y de hecho espera- comer mejor e incorporar más actividad a su estilo de vida. Quiere aprender a cuidarse mejor, pero expresa su ansiedad sobre si será capaz de hacer todos los cambios. Una de sus mejores amigas dejó de fumar hace dos años. Además, está afiliada a una HMO a través de la póliza de seguro médico de su trabajo.

DIAGNÓSTICO DE ENFERMEDAD7,8

RESULTADOS DESEADOS/CRITERIOS DE EVALUACIÓN7,8

PLANIFICACIÓN E IMPLANTACIÓN7,8

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