Konrad Lorenz, (nacido el 7 de noviembre de 1903 en Viena, Austria, y fallecido el 27 de febrero de 1989 en Altenburg), zoólogo austriaco, fundador de la etología moderna, el estudio del comportamiento animal mediante métodos zoológicos comparativos. Sus ideas contribuyeron a la comprensión de cómo los patrones de comportamiento pueden remontarse a un pasado evolutivo, y también fue conocido por su trabajo sobre las raíces de la agresión. Compartió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 con los conductistas animales Karl von Frisch y Nikolaas Tinbergen.
Lorenz era hijo de un cirujano ortopédico. Desde muy joven se interesó por los animales y tuvo animales de varias especies -peces, pájaros, monos, perros, gatos y conejos-, muchos de los cuales traía a casa de sus excursiones infantiles. Cuando aún era joven, cuidaba de los animales enfermos del cercano zoo de Schönbrunner. En 1922, tras graduarse en la escuela secundaria, siguió los deseos de su padre de que estudiara medicina y pasó dos semestres en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Después regresó a Viena para estudiar.
Durante sus estudios de medicina, Lorenz continuó haciendo observaciones detalladas del comportamiento de los animales; un diario sobre un grajo que llevaba fue publicado en 1927 en el prestigioso Journal für Ornithologie. En 1928 se licenció en la Universidad de Viena y en 1933 se doctoró en zoología. Animado por la respuesta positiva a su trabajo científico, Lorenz estableció colonias de aves, como la grajilla y el ganso greylag, publicó una serie de trabajos de investigación sobre sus observaciones de las mismas, y pronto se ganó una reputación internacional.
En 1935 Lorenz describió el comportamiento de aprendizaje en patitos y gansos jóvenes. Observó que en una determinada fase crítica, poco después de la eclosión, aprenden a seguir a los padres reales o adoptivos. El proceso, que se denomina imprinting, implica estímulos visuales y auditivos del objeto parental; éstos provocan una respuesta de seguimiento en las crías que afecta a su posterior comportamiento de adulto. Lorenz demostró el fenómeno presentándose ante patos reales recién nacidos e imitando los graznidos de una madre pato, tras lo cual las crías le consideraron su madre y le siguieron en consecuencia.
En 1936 se fundó la Sociedad Alemana de Psicología Animal. Al año siguiente, Lorenz se convirtió en coeditor jefe de la nueva Zeitschrift für Tierpsychologie, que se convirtió en una de las principales revistas de etología. También en 1937 fue nombrado profesor de anatomía comparada y psicología animal en la Universidad de Viena. De 1940 a 1942 fue profesor y director del departamento de psicología general en la Universidad Albertus de Königsberg, Alemania (actualmente Kaliningrado, Rusia).
De 1942 a 1944 sirvió como médico en el ejército alemán y fue capturado como prisionero de guerra en la Unión Soviética. Regresó a Austria en 1948 y dirigió el Instituto de Etología Comparada de Altenberg de 1949 a 1951. En 1950 creó un departamento de etología comparada en el Instituto Max Planck de Buldern (Westfalia), del que pasó a ser codirector en 1954. De 1961 a 1973 fue director del Instituto Max Planck de Fisiología del Comportamiento, en Seewiesen. En 1973 Lorenz, junto con Frisch y Tinbergen, recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus descubrimientos sobre los patrones de comportamiento animal. Ese mismo año, Lorenz se convirtió en director del departamento de sociología animal del Instituto de Etología Comparada de la Academia Austriaca de Ciencias en Altenberg.
Los primeros aportes científicos de Lorenz versaron sobre la naturaleza de los actos instintivos de comportamiento, en particular sobre cómo se producen dichos actos y la fuente de energía nerviosa para su realización. También investigó cómo el comportamiento puede ser el resultado de dos o más impulsos básicos que se activan simultáneamente en un animal. En colaboración con el holandés Nikolaas Tinbergen, Lorenz demostró que diferentes formas de comportamiento se armonizan en una única secuencia de acción.
Los conceptos de Lorenz hicieron avanzar la comprensión científica moderna de cómo evolucionan los patrones de comportamiento en una especie, especialmente en lo que respecta al papel que desempeñan los factores ecológicos y el valor adaptativo del comportamiento para la supervivencia de las especies. Propuso que las especies animales están construidas genéticamente para aprender tipos específicos de información que son importantes para la supervivencia de la especie. Sus ideas también han arrojado luz sobre cómo se desarrollan y maduran los patrones de comportamiento durante la vida de un organismo individual.
En la última parte de su carrera, Lorenz aplicó sus ideas al comportamiento de los humanos como miembros de una especie social, una aplicación con controvertidas implicaciones filosóficas y sociológicas. En un popular libro, Das sogenannte Böse (1963; Sobre la agresión), argumentó que la lucha y el comportamiento bélico en el hombre tienen una base innata, pero que pueden ser modificados ambientalmente mediante la comprensión y la provisión adecuadas de las necesidades instintivas básicas de los seres humanos. La lucha en los animales inferiores tiene una función de supervivencia positiva, observó, como la dispersión de los competidores y el mantenimiento del territorio. Las tendencias bélicas de los seres humanos también pueden convertirse en patrones de comportamiento socialmente útiles. En otra obra, Die Rückseite des Spiegels: Versuch einer Naturgeschichte menschlichen Erkennens (1973; Detrás del espejo: una búsqueda de una historia natural del conocimiento humano), Lorenz examinó la naturaleza del pensamiento y la inteligencia humanos y atribuyó los problemas de la civilización moderna en gran medida a las limitaciones que reveló su estudio.