Inferno

El único personaje, además de Dante, que aparece a lo largo de todo Inferno, el fantasma de Virgilio es generalmente tomado por los críticos para representar la razón humana, que guía y protege al individuo (representado por Dante/Everyman) a través del mundo del pecado. Como corresponde a un personaje que simboliza la razón, Virgilio se muestra sobrio, mesurado, decidido y sabio. En repetidas ocasiones protege a Dante de los demonios y monstruos hostiles, desde Caronte hasta los centauros; cuando aparece impotente ante las puertas de la ciudad de Dis en el Canto VIII, su impotencia parece muy ominosa, lo que significa que el infierno inferior ofrece peligros mucho más oscuros que el infierno superior. La confianza de Virgilio en el ángel mensajero en esta escena también simboliza el hecho de que la razón es impotente sin la fe, un principio importante de la filosofía moral de Dante y que marca el Infierno como un poema cristiano, distinto de las epopeyas clásicas que lo precedieron. En el sentido más amplio de la palabra, Virgilio actúa como guía de Dante, mostrándole no sólo la ruta física a través del infierno, sino también reforzando sus lecciones morales. Cuando Dante parece lento para aprender estas lecciones -como cuando simpatiza con los pecadores o intenta permanecer demasiado tiempo en una región del Infierno- Virgilio a menudo se impacienta con él, un rasgo que humaniza esta sombra, que de otro modo sería impersonal.

Dante el personaje y Dante el poeta parecen considerar a Virgilio de manera diferente. Dante el personaje considera a Virgilio como su maestro, jurando constantemente su admiración y confianza en él. Sin embargo, Dante, el poeta, utiliza a menudo el Infierno para demostrar su propia grandeza poética en comparación con los bardos clásicos que le precedieron, incluido Virgilio, que vivió más de mil años antes que Dante. En la época de Dante, Virgilio, el autor de la Eneida, era considerado el más grande de los poetas romanos. Al igual que muchas de sus otras apropiaciones clásicas y mitológicas, la inclusión de Virgilio en el poema de Dante denota tanto un reconocimiento y aprecio de la tradición clásica como, hasta cierto punto, una forma de jactancia por parte de Dante: aunque respeta a Virgilio lo suficiente como para incluirlo en su obra, también sugiere que su poema subsume a Virgilio por completo.

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