Historias y Comentarios

Cada año recibo cartas o llamadas telefónicas preguntando si es correcto que los adventistas celebren la Navidad. La incertidumbre suele basarse en la ausencia de información bíblica sobre la fecha del nacimiento de Cristo, y en la convicción de que el 25 de diciembre se ha asociado a una fiesta pagana. Permítanme proporcionar alguna información histórica sobre la celebración de la Navidad y decir algo sobre su significado.

1.La Navidad y los adventistas: Antes de comentar la pregunta, permítanme aclarar que los adventistas no estamos, ni debemos estar, en contra de la Navidad. ¿Por qué habríamos de estar en contra de un período de tiempo en el que los cristianos recuerdan el nacimiento de nuestro Salvador? Sin embargo, como esta festividad no está ordenada por las Escrituras, no la consideramos vinculante para los creyentes. Sólo reconocemos un día sagrado, el sábado; y lo santificamos en obediencia a nuestro Creador y Redentor.

2.La Navidad y la Historia: Es bien sabido que el término «Navidad» se deriva de la antigua palabra inglesa «Christmesse», que significa «Misa de Cristo». El término se originó durante la Edad Media a partir de la práctica de celebrar una misa de medianoche en la víspera del 25 de diciembre para festejar el nacimiento de Cristo. En otros idiomas se denomina «Natividad» (en latín, natalis) o «Noches Santas» (en alemán, Weihnachten).

La historia de esta fiesta cristiana sigue sin estar clara. Los historiadores han indicado que la fiesta de la natividad comenzó a ser observada por los cristianos durante el siglo IV. Algunos cristianos la calcularon basándose en que la muerte de Cristo tuvo lugar el 25 de marzo. Entonces se especuló con que debía haber nacido nueve meses antes, el 25 de diciembre. Otros situaron el nacimiento de Jesús en el 25 de marzo. Pero la explicación más común es que la Navidad está relacionada de algún modo con el culto romano al Sol Invencible (en latín, Sol Invictus), el renacimiento del sol, que se celebraba el 25 de diciembre. Esto podría explicar la importancia de las luces durante la celebración de la Natividad, aunque la «luz» también se asocia con Cristo en las Escrituras (por ejemplo, Lucas 1:78, 79). Por lo tanto, es frecuente escuchar que los cristianos adoptaron y adaptaron una fiesta pagana. Esto es posible, pero es difícil de demostrar a partir de la evidencia histórica disponible.

3.La Navidad y el creyente: Debemos reconocer dos hechos: Primero, no sabemos por qué Dios, en su providencia, eligió no preservar para nosotros un registro del día del nacimiento de Jesús. No hay necesidad de especular sobre esto. Segundo, el hecho es que el mundo cristiano celebra el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. No podemos cambiar esto, y no hay razón para tratar de cambiarlo. Los intentos de rechazar la fiesta se basan en la ausencia de pruebas bíblicas y en su posible conexión con una fiesta pagana. Por lo tanto, debemos dejar este asunto a la conciencia de cada individuo.

Dicho esto, permítanme afirmar de nuevo que no hay absolutamente nada de malo en seleccionar cualquier momento particular para meditar y reflexionar sobre la encarnación de nuestro Salvador. Yo sugeriría que durante la Navidad pudiéramos dedicar tiempo a pensar en el misterio de la Encarnación. Es un misterio en el sentido de que atestigua el hecho de que el Hijo de Dios se hizo «carne» (Juan 1:14). El Creador se hizo criatura para salvarnos del poder del pecado y de la muerte.

La Natividad puede entenderse también como el regalo de Dios al género humano; en su Hijo, Dios nos dio el regalo más precioso que podía concedernos. Él fue el pan del cielo que nos dio gratuitamente nuestro Padre celestial (Juan 6:48-51).

Pero la Natividad es también un tiempo de proclamación. Aquella noche los ángeles proclamaron a los pastores la buena noticia: «No tengáis miedo…. Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador» (Lucas 2:10, 11). Deberíamos unir nuestras voces a la de los ángeles y proclamar una vez más por todo el planeta la gloriosa noticia de la paz y la liberación del miedo por medio de Cristo, el Señor. La Navidad ofrece una excelente oportunidad para recordar a la raza humana que el Niño nacido en Belén viene pronto.

– Ángel Manuel Rodríguez es un ex director del Instituto de Investigaciones Bíblicas; este artículo es del sitio web del BRI (haga clic aquí para ver el artículo original de diciembre de 2010).

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