Los rasgos de los buenos y malos líderes
Las empresas de éxito necesitan líderes, alguien que pueda inspirar a los empleados y conducirlos a ellos y a la empresa hacia el éxito. Los líderes animan a los demás a trabajar al máximo de su potencial, inspiran la creatividad y ayudan a la motivación. En tiempos de turbulencia económica, la necesidad de buenos líderes se intensifica. Alguien que presente una visión clara de la recuperación, predique con el ejemplo e infunda confianza a los que le rodean. Un buen líder tiene muchos rasgos, si puedes reconocerlos dentro de ti y capitalizarlos, entonces puedes convertirte en un líder de éxito en tu entorno laboral. La crisis financiera mundial ha creado oportunidades para que las personas se pongan al frente de las empresas y lideren de formas que antes no eran posibles
- ESCUCHAR- Es importante escuchar cuando se trata de liderar. Escuche a los demás, lo que dicen de los demás y de usted. Se puede aprender mucho escuchando. La información absorbida puede ayudarle a examinar su estilo de dirección y a calibrar lo que los demás piensan de él y de usted.
- ENTUSIASMO- Un buen líder está entusiasmado con su trabajo o causa y también con su papel de líder. La gente responderá más abiertamente a una persona con pasión y dedicación. Los líderes tienen que ser capaces de ser una fuente de inspiración, y ser un motivador hacia la acción requerida. Aunque las responsabilidades y los roles de un líder pueden ser diferentes, el líder necesita ser visto como parte del equipo que trabaja hacia la meta.
- Observación- Observar a los demás y tomar nota de sus puntos fuertes y débiles, observar lo que les gusta hacer y lo que no les gusta. De este modo, podrá asignar tareas que complementen los puntos fuertes de los demás y permitir un trabajo en equipo eficaz.
- COMUNICACIÓN- Una comunicación eficaz potenciará su capacidad de liderazgo. Sea afín y accesible, escuche a los que acuden a usted y fomente la comunicación entre todos los empleados.
- CONFIANZA- Confíe en los demás y deje que se escuchen sus voces. Permita que los demás participen en las decisiones, comparta el liderazgo y distribuya las tareas. Esto aumentará la moral y reforzará el valor de los empleados en una organización
- ADAPTACIÓN- Reaccionar ante los cambios de circunstancias aceptando la diferencia como una diferencia y no como un problema. La adaptabilidad y la flexibilidad son claves cuando se trata de ser un buen líder. Aunque la gente espera que tome decisiones decisivas, éstas no tienen por qué ir en detrimento de la flexibilidad y la adaptabilidad.
- CONOCIMIENTO DE SI MISMO- Alguien con un buen conocimiento de sí mismo, conoce sus propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones, por lo que puede reconocer sus propias debilidades y fortalezas
- VISIÓN CLARA Un líder con visión tiene una imagen clara y vívida de hacia dónde ir, así como una firme comprensión de cómo es el éxito y cómo lograrlo. Pero no basta con tener una visión; los líderes también deben compartirla y actuar en consecuencia. Un líder debe ser capaz de comunicar su visión en términos que hagan que sus seguidores la acepten. Debe comunicarse de forma clara y apasionada, ya que la pasión es contagiosa
Otros rasgos generales son, entre otros, la honestidad, la imparcialidad, la imaginación, la amplitud de miras y la competencia.
Es importante mostrar estos rasgos. No basta con poseer cada rasgo, sino que hay que mostrarlo de forma que la gente lo note. La gente quiere verte demostrando estos rasgos, no sólo suponiendo que los tienes. No basta con ser neutral. Se ha dicho que la única prueba de un buen liderazgo es que alguien le siga.
Los buenos líderes son fáciles de detectar. Los malos líderes son fáciles de ocultar cuando los tiempos son buenos; sin embargo, con el endurecimiento de los mercados, cada vez es más difícil ocultar a los malos líderes. Un mal liderazgo en tiempos de turbulencia económica es una receta para el desastre.
Los líderes que se consideran menos que ideales muestran algunos rasgos muy frecuentes:
- FALTA DE ENERGÍA- Esta falta de entusiasmo significa que a los que están a cargo no les gustan las ideas nuevas ni alejarse de la norma. Esto crea dificultades para que otros empleados se apasionen si no son conducidos desde el frente por la pasión.
- PESIMISMO- A menudo los malos líderes son pesimistas y fijan objetivos bajos, por lo que pueden ser percibidos como sobrepasados. Estos líderes no están abiertos a los desafíos. El optimismo y la voluntad de aceptar retos pueden aumentar la motivación y el entusiasmo de los empleados.
- FALTA DE VISIÓN CLARA- Los malos líderes suelen ser vagos en su visión del éxito y se oponen a colaborar con los demás. Los líderes deben trabajar con los que les rodean y para los que les rodean si quieren obtener resultados positivos.
- FALTA DE HABILIDADES INTERPERSONALES- Esto proviene de un rechazo a escuchar a los demás y a relacionarse con ellos. Esto también se relaciona a menudo con una renuencia a utilizar las ideas y aportes de otras personas. Estos líderes se separan de los empleados y éstos pueden desencantarse de su trabajo y dudar de su relevancia para la empresa.
- FALTA DE COMUNICACIÓN- No involucrar a los demás en las decisiones y la falta de comunicación puede ser perjudicial para convertirse en un buen líder. Un buen líder implica a los demás en sus decisiones y acciones. Esto potencia el trabajo en equipo y la motivación de los empleados. Tomemos como guía la imagen de liderazgo de John Schooland. Afirma: «¿Qué tipo de líder vas a ser: el que se cree el mejor? ¿O será uno de los pocos grandes que atribuyen el éxito al resto?
Estos pueden parecer rasgos obvios que negarían una buena capacidad de liderazgo; sin embargo, estas personas a menudo no son conscientes de que muestran tales rasgos.
Si se esfuerza conscientemente por mostrar los rasgos mencionados anteriormente, será más probable que la gente le siga. Si exhibe estos rasgos de forma regular, podrá hacer crecer su influencia hasta su potencial como líder