hábitos de la docencia

Por Leo Babauta

Es una ironía de nuestra vida moderna que mientras se inventa continuamente tecnología que nos ahorra tiempo, usamos ese tiempo para hacer cada vez más cosas, y así nuestras vidas son más aceleradas y agitadas que nunca.

La vida se mueve a un ritmo tan rápido que parece que pasa de largo antes de que podamos disfrutarla realmente.

Sin embargo, no tiene por qué ser así. Rebelémonos contra un estilo de vida agitado y reduzcamos la velocidad para disfrutar de la vida.

Una vida más lenta significa dedicar tiempo a disfrutar de las mañanas, en lugar de ir corriendo al trabajo con frenesí. Significa tomarse tiempo para disfrutar de lo que estás haciendo, para apreciar el aire libre, para concentrarte realmente en quien sea que estés hablando o pasando el tiempo, en lugar de estar siempre conectado a una Blackberry o a un iPhone o a un ordenador portátil, en lugar de estar siempre pensando en las tareas del trabajo y en los correos electrónicos. Significa realizar una sola tarea en lugar de cambiar entre una multitud de tareas y no centrarse en ninguna de ellas.

Descender es una elección consciente, y no siempre fácil, pero conduce a una mayor apreciación de la vida y a un mayor nivel de felicidad.

Aquí se explica cómo hacerlo.

1. Haz menos cosas. Es difícil reducir la velocidad cuando estás tratando de hacer un millón de cosas. En su lugar, tome la decisión consciente de hacer menos. Concéntrese en lo que es realmente importante, en lo que realmente hay que hacer, y deje de lado el resto. Deja espacio entre las tareas y las citas, para poder avanzar en tus días a un ritmo más pausado. Leer más.

2. Estar presente. No basta con ir más despacio, sino que tienes que ser consciente de lo que estás haciendo en ese momento. Eso significa que, cuando te encuentres pensando en algo que tienes que hacer, o en algo que ya ha ocurrido, o en algo que podría ocurrir… vuelve suavemente al momento presente. Concéntrate en lo que está ocurriendo ahora mismo. En tus acciones, en tu entorno, en los demás que te rodean. Esto requiere práctica pero es esencial.

3. Desconecta. No estés siempre conectado. Si llevas un iPhone o una Blackberry u otro dispositivo móvil, apágalo. Mejor aún, aprende a dejarlo cuando sea posible. Si trabajas con un ordenador la mayor parte del día, ten momentos de desconexión para poder centrarte en otras cosas. Estar conectados todo el tiempo significa que estamos sujetos a interrupciones, que estamos constantemente estresados por la información que nos llega, que estamos a merced de las demandas de los demás. Es difícil bajar el ritmo cuando siempre estás revisando los nuevos mensajes que llegan.

4. Céntrate en las personas. Con demasiada frecuencia pasamos tiempo con amigos y familiares, o nos reunimos con colegas, y no estamos realmente con ellos. Hablamos con ellos pero estamos distraídos con los dispositivos. Estamos allí, pero nuestra mente está en cosas que tenemos que hacer. Escuchamos, pero en realidad estamos pensando en nosotros mismos y en lo que queremos decir. Ninguno de nosotros es inmune a esto, pero con un esfuerzo consciente puedes desconectar el mundo exterior y simplemente estar presente con la persona con la que estás. Esto significa que pasar un poco de tiempo con la familia y los amigos puede suponer un gran avance, un uso mucho más eficaz del tiempo, por cierto. Significa que conectamos realmente con la gente en lugar de limitarnos a reunirnos con ella.

5. Apreciar la naturaleza. Muchos de nosotros estamos encerrados en nuestras casas y oficinas y coches y trenes la mayor parte del tiempo, y rara vez tenemos la oportunidad de salir al exterior. Y a menudo, incluso cuando la gente está fuera, está hablando por el móvil. En lugar de eso, tómate el tiempo para salir y observar realmente la naturaleza, respirar profundamente el aire fresco, disfrutar de la serenidad del agua y la vegetación. Haz ejercicio al aire libre cuando puedas, o encuentra otras actividades al aire libre para disfrutar, como paseos por la naturaleza, senderismo, natación, etc. Siente las sensaciones del agua, el viento y la tierra contra tu piel. Intente hacerlo a diario, solo o con sus seres queridos.

6. Coma más despacio. En lugar de atiborrarnos de comida lo más rápido posible, lo que nos lleva a comer en exceso y a no disfrutar de la comida, aprende a comer despacio. Tenga en cuenta cada bocado. Apreciar los sabores y las texturas. Comer despacio tiene el doble beneficio de saciar más con menos comida y hacer que la comida sepa mejor. Le sugiero que también aprenda a comer más comida de verdad, con algunas especias estupendas (en lugar de grasa y sal y azúcar y frituras para darle sabor).

7. Conduzca más despacio. Conducir a toda velocidad es un hábito bastante frecuente en nuestro acelerado mundo, pero también es responsable de muchos accidentes de tráfico, del estrés y del desperdicio de combustible. En su lugar, acostúmbrese a reducir la velocidad cuando conduzca. Aprecia tu entorno. Haz que sea un momento de tranquilidad para contemplar tu vida y las cosas por las que pasas. La conducción será más agradable y mucho más segura. También gastará menos combustible.

8. Encuentre placer en cualquier cosa. Esto está relacionado con estar presente, pero llevándolo un paso más allá. Sea lo que sea que esté haciendo, esté totalmente presente… y también aprecie cada aspecto de ello, y encuentre los aspectos agradables. Por ejemplo, cuando laves los platos, en lugar de hacerlo a toda prisa como una tarea aburrida que hay que terminar rápidamente, siente realmente las sensaciones del agua, la espuma y los platos. Puede ser una tarea realmente agradable si aprendes a verla así. Lo mismo se aplica a otras tareas: lavar el coche, barrer, quitar el polvo, lavar la ropa… y cualquier cosa que hagas, en realidad. La vida puede ser mucho más agradable si aprendes este sencillo hábito.

9. Una sola tarea. Lo contrario de la multitarea. Concéntrese en una cosa a la vez. Cuando sientas el impulso de cambiar a otras tareas, haz una pausa, respira y retírate. Leer más.

10. Respira. Cuando se sienta acelerado y estresado, haga una pausa y respire profundamente. Respira un par de veces más. Siente realmente cómo entra el aire en tu cuerpo y cómo sale el estrés. Al concentrarte totalmente en cada respiración, vuelves al presente y te ralentizas. También es bueno respirar profundamente una o dos veces – hazlo ahora y verás lo que quiero decir. 🙂

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