La fibromialgia y la neuropatía periférica son dos afecciones que afectan al sistema nervioso central, dando lugar a dolor. Además del dolor muscular, la fibromialgia también implica trastornos del sueño, cambios de humor y problemas de memoria. Se cree que está causada por un traumatismo físico o un estrés psicológico, pero aún se desconoce la causa exacta. La fibromialgia suele ir acompañada de otras afecciones, como la ansiedad, el síndrome del intestino irritable y la depresión.
La neuropatía periférica se refiere al daño causado a los nervios periféricos, que provoca debilidad y entumecimiento. La neuropatía periférica suele producirse en los pies o las manos.
La relación entre la fibromialgia y la neuropatía periférica
La fibromialgia y la neuropatía periférica pueden compartir síntomas comunes, pero tienen causas muy diferentes. La causa de la fibromialgia no se entiende realmente, mientras que la neuropatía, por otro lado, puede ser causada por una serie de diferentes problemas subyacentes.
Tanto la fibromialgia como la neuropatía afectan al sistema nervioso central y causan un dolor nervioso extremo. Ambas afecciones son crónicas y también podrían compartir opciones de tratamiento similares. De hecho, ambas pueden controlarse mediante tratamiento, por lo que trabajar con su médico en una estrategia de tratamiento adecuada para su fibromialgia o neuropatía periférica puede ser de ayuda.
A diferencia de la fibromialgia, la neuropatía periférica puede prevenirse con un control adecuado de las causas subyacentes (por ejemplo, la diabetes).
Fibromialgia frente a neuropatía periférica: Prevalencia en Estados Unidos
Aproximadamente entre el dos y el cuatro por ciento de la población estadounidense está afectada por la fibromialgia. Las estimaciones de la prevalencia en EE.UU. se realizaron sobre la base de las directrices del Colegio Americano de Reumatología (ACR) de 1990 para el diagnóstico de la fibromialgia, que representaban aproximadamente 10 millones de casos. Desde entonces se ha argumentado que estas estimaciones son demasiado bajas, y que las directrices no captan a muchos pacientes que podrían estar viviendo con la enfermedad sin saberlo.
La neuropatía periférica afecta al 2,4 por ciento de la población, pero la prevalencia puede llegar al ocho por ciento en ciertos grupos de población. El tipo más común de neuropatía, la polineuropatía sensomotora diabética, puede estar presente en el 66 por ciento de los diabéticos de tipo 1 y en el 59 por ciento de los de tipo 2.
Fibromialgia frente a neuropatía periférica: signos y síntomas
El síntoma clave que distingue a la fibromialgia son los puntos sensibles en el cuerpo. Otros signos y síntomas de la fibromialgia son el dolor muscular crónico, los espasmos o la tensión muscular, la fatiga moderada o grave, la disminución de la energía, el insomnio, el despertarse sin sentirse descansado, la rigidez al despertarse o después de permanecer en una misma posición durante mucho tiempo, problemas de concentración, dificultad para recordar y realizar tareas mentales sencillas («fibroniebla»), dolor abdominal, hinchazón, náuseas, estreñimiento alternado con diarrea (síndrome del intestino irritable), cefaleas tensionales o migrañosas, así como sensibilidad en la mandíbula y la cara. La fibromialgia conlleva sensibilidad a los olores, los ruidos, las luces brillantes, los medicamentos, ciertos alimentos y el frío. Los pacientes con fibromialgia informan de que se sienten ansiosos o deprimidos, entumecimiento u hormigueo en la cara, los brazos, las manos, las piernas o los pies, aumento de la urgencia o la frecuencia urinaria (vejiga irritable), reducción de la tolerancia al ejercicio y dolor muscular después del mismo, y una sensación de hinchazón (sin hinchazón real) en las manos y los pies.
Los signos y síntomas de la neuropatía periférica dependen del nervio afectado. Los nervios se clasifican en sensoriales, motores o autónomos. Los nervios sensoriales reciben las sensaciones, los nervios motores controlan el movimiento de los músculos y los nervios autónomos controlan funciones como la presión arterial, el ritmo cardíaco, la vejiga y la digestión.
Algunos síntomas que pueden surgir en la neuropatía periférica incluyen:
- Inicio gradual de entumecimiento, hormigueo o pinchazos desde las manos y los dedos de los pies que se desplazan por todas las extremidades
- Dolor agudo, punzante, punzante, de congelación o de quemazón
- Sensibilidad extrema al tacto
- Falta de coordinación, caídas
- Debilidad muscular o parálisis
Si los nervios autónomos están afectados, el paciente puede experimentar intolerancia al calor y sudoración, problemas intestinales, de vejiga o digestivos, así como cambios en la presión sanguínea que causan mareos o aturdimiento.
Comparación de la fibromialgia y la neuropatía periférica: Causas
La causa de la fibromialgia es en gran medida una teoría, ya que no se conoce bien. Los investigadores y los médicos creen que un paciente con fibromialgia experimenta un dolor amplificado como resultado de un procesamiento sensorial anormal en el sistema nervioso central. Muchas investigaciones han detectado anomalías fisiológicas en la fibromialgia, como el aumento de los niveles de sustancia P en la médula espinal, los bajos niveles de flujo sanguíneo a la región del tálamo del cerebro, la hipofunción del eje HPA, los bajos niveles de serotonina y triptófano, y las anomalías en la función de las citoquinas. Otros desencadenantes de la fibromialgia son los factores genéticos y los acontecimientos traumáticos o las lesiones.
La neuropatía puede deberse a muchas otras condiciones y dolencias, por lo que no existe una causa única. La neuropatía periférica se asocia a daños en los nervios, que pueden ser causados por el alcoholismo, las enfermedades autoinmunes, la diabetes, la exposición a venenos, los medicamentos, las infecciones, los trastornos hereditarios, los traumatismos o la presión sobre los nervios, los tumores, las deficiencias vitamínicas, los trastornos de la médula ósea y otras afecciones, incluidas las enfermedades que afectan al hígado, los riñones y la tiroides.
Diferenciación de la fibromialgia y la neuropatía periférica: Factores de riesgo y complicaciones
Los factores de riesgo de la fibromialgia incluyen el sexo -las mujeres tienen mayor riesgo de padecerla que los hombres-, los antecedentes familiares de fibromialgia -un componente genético de la enfermedad- y el diagnóstico de una enfermedad reumática.
Una de las complicaciones de la fibromialgia es la escasa capacidad de funcionamiento debido a la falta de sueño, que empeora los síntomas. La ansiedad y la depresión también pueden ser consecuencia de la fibromialgia, ya que no es una enfermedad bien entendida. Vivir con dolor puede ser frustrante cuando los demás simplemente no entienden por lo que se está pasando, especialmente porque no existe una cura o tratamiento específico.
Los factores de riesgo de la neuropatía periférica incluyen la diabetes mal controlada, el abuso del alcohol, las deficiencias vitamínicas, las infecciones como la enfermedad de Lyme, las enfermedades autoinmunes, la exposición a toxinas, los movimientos repetitivos, los antecedentes familiares de neuropatía, así como las enfermedades renales, hepáticas o tiroideas.
Las complicaciones derivadas de la neuropatía periférica incluyen las quemaduras y los traumatismos cutáneos, las infecciones y las caídas debidas a la pérdida de sensibilidad, lo que puede provocar una discapacidad.
Fibromialgia frente a neuropatía periférica: Diagnóstico y tratamiento
No existe una prueba específica para la fibromialgia, pero los médicos pueden utilizar una forma de examen que comprueba 18 puntos gatillo específicos que se ha descubierto que están presentes en la mayoría de los pacientes con fibromialgia. Ya no todos los médicos utilizan los exámenes de los puntos gatillo, sino que acotan el diagnóstico de fibromialgia si una persona ha experimentado dolor generalizado durante al menos tres meses. El médico también puede remitirle a un análisis de sangre para descartar otras afecciones.
Tratar la fibromialgia puede ser difícil, ya que se desconoce su causa exacta. Por lo tanto, el objetivo del tratamiento de la fibromialgia es el control de los síntomas. Un médico puede recetar analgésicos, o calmantes, para tratar la fibromialgia. Sin embargo, existe el riesgo de desarrollar adicción a estos fármacos, por lo que los médicos pueden recomendar esta opción con precaución. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) también pueden tomarse para el tratamiento del dolor, pero una vez más el uso a largo plazo de estos fármacos puede producir efectos secundarios no deseados. En algunos casos, también pueden recetarse antidepresivos.
Algunas terapias y tratamientos alternativos y complementarios para la fibromialgia son los masajes, la acupuntura, la terapia cognitiva conductual, las terapias de movimiento y la quiropráctica.
La neuropatía periférica se diagnostica sobre la base de una revisión de la historia clínica completa del paciente y un examen neurológico. Las pruebas que pueden ayudar a diagnosticar la neuropatía periférica incluyen análisis de sangre, pruebas de imagen como la resonancia magnética, pruebas de la función nerviosa, biopsia del nervio y biopsia de la piel. Estas pruebas no sólo ayudan a diagnosticar la neuropatía periférica, sino que también descartan otras posibles causas de sus síntomas.
El tratamiento de la neuropatía periférica implica abordar su causa subyacente. Esto podría implicar el control de la diabetes, el tratamiento de las infecciones o el tratamiento de otras enfermedades. Algunos medicamentos que pueden recetarse para la neuropatía incluyen analgésicos, anticonvulsivos, tratamientos tópicos y antidepresivos.
Otras terapias que pueden ayudar en el tratamiento de la neuropatía periférica incluyen la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), el intercambio de plasma y la inmunoglobulina intravenosa, la fisioterapia y la cirugía.
Los pacientes también pueden inclinarse por probar la acupuntura, el ácido alfa-lipoico, las hierbas y los aminoácidos como modo alternativo de tratamiento de la neuropatía periférica.
Es de suma importancia gestionar y controlar cualquier problema subyacente que pueda haber contribuido al trastorno. Por ejemplo, reducir el consumo de alcohol o controlar la diabetes.