El turón europeo tiene un cuerpo esbelto, patas cortas y una cabeza ancha, pelaje marrón oscuro con el vientre pálido y una máscara blanca en la cara negra. Su pelaje se vuelve más fino y descolorido durante el verano. Su dieta es muy variada, dependiendo de la ubicación geográfica y de la estación del año. Por lo general, los conejos y los pequeños roedores (topillos) son sus presas más populares, pero en invierno recurren a las aves y los anfibios. Los turones también cazan serpientes de hierba, insectos y erizos europeos, o asaltan colmenas en busca de miel cuando las presas vivas son escasas. Al acechar a su presa, el turón europeo le asesta un golpe mortal con un mordisco en el cuello, o lo paraliza con un mordisco en la base del cráneo para mantenerlo fresco para una futura comida.
El turón europeo tiene un comportamiento polígamo, al igual que otros mustélidos. La temporada de apareamiento es entre marzo y mayo, y la hembra da a luz a una camada de 5-10 cachorros entre mayo y principios de junio. Los cachorros comienzan a destetarse a las tres semanas y se independizan a los dos o tres meses. Además de la cría intraespecífica de los turones europeos, pueden cruzarse con hurones domésticos, produciendo poblaciones híbridas de turón y hurón que se han registrado en Gran Bretaña con la llegada de una población rejuvenecida de turones europeos británicos. También pueden producir descendencia fértil con los turones esteparios.
Se encuentran en una gran variedad de hábitats, lo que se refleja en su amplia distribución poblacional. Lo más habitual es que se encuentren en bosques bajos y en las tierras más cercanas al agua, por ejemplo, en los árboles y arbustos que crecen junto a los ríos (lo que se conoce como zona ribereña). Otros hábitats potenciales se extienden a las estepas forestales (de Europa del Este y Rusia), las dunas de arena, las marismas y los valles fluviales, y las tierras agrícolas. El turón puede vivir en esta variedad de hábitats siempre que haya hábitats ribereños o humedales cercanos.