El misterio de las cataratas de sangre de la Antártida

31.07.2017

De todas las vistas de la Antártida, una especie de catarata de color rojo sangre no es una que necesariamente esperarías encontrar. DW’s Global Ideas echa un vistazo al misterio que se esconde detrás de este fenómeno natural.

Es una visión extraña que no está fuera de lugar en una película de terror o de ciencia ficción: un líquido rojizo se filtra de la ladera del glaciar Taylor en la Antártida.

Las cataratas de sangre, como se conoce el fenómeno, han fascinado a los científicos desde que Griffith Taylor, un geólogo de la condenada expedición antártica del capitán Robert F. Scott, lo descubriera hace un siglo, según la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos.

Las cataratas se encuentran en una zona conocida como los Valles Secos de McMurdo, una porción de terreno sin nieve en uno de los lugares más nevados de la Tierra. Los vientos katabáticos -el aire frío y seco que desciende hacia los valles desde las alturas- lo barren todo.

Cuando Taylor descubrió por primera vez las Cataratas de Sangre, supuso que las algas rojas eran las causantes de la coloración. Ahora los científicos saben que la «sangre» es un líquido salobre rico en hierro que se filtra desde una piscina debajo del glaciar. Cuando el líquido llega a la superficie se oxida, dando lugar a un color oxidado.

Robert F. Scott (izquierda), el oficial de la marina británica que dirigió la malograda expedición Terra Nova al Polo Sur, durante la cual él y su equipo perecieron a temperaturas gélidas

El líquido viaja a través de una red de grietas presurizadas y se adentra en el hielo hasta alcanzar la superficie. El agua libera calor al congelarse. Ese calor calienta el hielo más frío que lo rodea y, como el agua salada tiene una temperatura de congelación inferior a la del agua dulce, el líquido puede fluir a través del hielo.

De acuerdo con los científicos, bajo el glaciar Taylor vive todo un ecosistema. En un hábitat sin oxígeno ni luz solar, microbios únicos, por ejemplo, han evolucionado a lo largo del tiempo para vivir de compuestos de azufre y hierro. ¿Quién sabe qué otras maravillas desconocidas viven bajo el hielo?

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