Durante siglos ha persistido la leyenda de que el pelo de la gente se vuelve blanco con el miedo.
Se dice que los exuberantes cabellos rubios como las fresas de María Antonieta se volvieron blancos la noche antes de su ejecución.
Ahora una nueva investigación, publicada en la revista Nature, sugiere que el estrés extremo puede hacer que el cabello pierda su pigmentación.
Los experimentos realizados por un equipo de la Universidad de Harvard han demostrado que los niveles extremos de estrés hacen que el sistema nervioso simpático, responsable de la respuesta rápida e involuntaria del cuerpo ante situaciones peligrosas o estresantes, se vuelva hiperactivo.
Esto, a su vez, impulsa el rápido agotamiento de las células madre responsables del color del pelo, lo que conduce a la pérdida de pigmento y al desarrollo de pelo blanco.
El Dr. Ya-Chieh Hsu, autor principal del estudio, dijo: «Al comprender con precisión cómo afecta el estrés a las células madre que regeneran el pigmento, hemos sentado las bases para entender cómo afecta el estrés a otros tejidos y órganos del cuerpo.
«Entender cómo cambian nuestros tejidos bajo el estrés es el primer paso crítico hacia un eventual tratamiento que pueda detener o revertir el impacto perjudicial del estrés. Todavía nos queda mucho por aprender en este campo»
El color del pelo está determinado por unas células llamadas melanocitos, que derivan de las células madre melanocíticas (MeSC).
A medida que las personas envejecen, el suministro de MeSC se agota gradualmente, lo que hace que el pelo pigmentado sea sustituido por pelo blanco.
En colaboración con científicos de todo el mundo, el equipo de Harvard expuso a ratones a varios tipos de factores de estrés, como el dolor, la restricción y el estrés psicológico, durante diferentes fases del crecimiento del pelo.
Se descubrió que cada factor de estrés provocaba el agotamiento de las MeSC, lo que finalmente conducía al desarrollo de manchas de pelo blanco.
Al investigar más a fondo, los autores descubrieron que el estrés activaba el sistema nervioso simpático, desencadenando la liberación de un neurotransmisor llamado noradrenalina.
Descubrieron que la noradrenalina hacía que las MeSC acabaran por «alejarse» de los folículos pilosos, lo que provocaba la pérdida de color.
El equipo buscó entonces los genes cuya expresión estaba más alterada durante los experimentos de estrés y los redujo a uno que codifica una proteína llamada CDK.
Cuando se inyectó a los ratones un fármaco que detiene la codificación de la CDK, los investigadores descubrieron que evitaba la pérdida de color del pelo.
El Dr. Thiago Mattar Cunha, investigador afiliado al Centro de Investigación de Enfermedades Inflamatorias de Sao Paulo, Brasil, y uno de los autores del estudio, dijo: «Este hallazgo demuestra que la CDK participa en el proceso y, por tanto, podría ser una diana terapéutica.
«Es demasiado pronto para saber si realmente se convertirá en una diana algún día en la práctica clínica, pero merece la pena seguir explorando».
Los investigadores afirman que sus hallazgos no proporcionan una cura o tratamiento para las canas, pero dan una idea de cómo el estrés podría afectar a muchas otras partes del cuerpo.