Por MICHELLE BOYLE, NANCY FITZSIMMONS, COLIN LIMPUS, SHALEYLA KELEZ, XIMENA VELEZ-ZUAZO, y MICHELLE WAYCOTT
Según la adorable caguama Crush, la tortuga marina de la película Buscando a Nemo, la Corriente de Australia Oriental (CAE) es una autopista de tortugas marinas, donde las tortugas viajan gratis de un lugar a otro, y esta observación no está muy lejos de la verdad. Una nueva investigación ha revelado que la CAE desempeña un papel fundamental en el transporte de tortugas entre hábitats a través del sur del Océano Pacífico.
Las diminutas crías de tortuga boba -de 4 centímetros- salen de las playas de anidación en el lado occidental del Océano Pacífico meridional, en Australia y Nueva Caledonia, mientras que los juveniles más grandes -de hasta 73 centímetros- se capturan a menudo en las pesquerías de palangre frente a Perú y el norte de Chile, en el extremo oriental del Océano Pacífico, donde las tortugas boba no anidan. Entonces, ¿qué explica el descubrimiento de las caguamas de diferente tamaño en lados opuestos del mismo océano? La pieza clave de este rompecabezas transoceánico se encuentra en el ADN de las tortugas. Las tortugas marinas hembras que anidan muestran un alto grado de fidelidad a sus playas natales; como resultado, las tortugas nacidas en el mismo lugar llevan las mismas firmas genéticas. En las zonas donde se agrupan las tortugas de varias poblaciones, como las zonas de alimentación costeras, los científicos pueden recoger muestras de tejido y estudiar las firmas genéticas de las tortugas para determinar de dónde proceden los animales cuando nacen, que es también el lugar al que probablemente volverán para reproducirse como adultos. Por lo tanto, los estudios genéticos son cruciales para entender los patrones migratorios de las tortugas marinas.