En un concierto formal, Tom, con esmoquin como solista, está interpretando una versión para piano de la «Rapsodia Húngara nº 2». Jerry, que vive y duerme dentro del piano, se despierta bruscamente y se sienta encima del piano para burlarse del gato «dirigiéndolo». Tom echa a Jerry del piano y continúa tocando.
Jerry se levanta de debajo de una de las teclas. Tom toca el trémolo en esta tecla, martilleando la cabeza de Jerry con ella, y luego intenta sin éxito aplastar al ratón debajo de las teclas. Cuando Tom levanta los dedos, el piano sigue tocando solo, con Jerry manipulando los fieltros desde dentro. Para acallarlo, Tom golpea a Jerry con una herramienta de afinación. En represalia, Jerry golpea la tapa del teclado del piano sobre los dedos de Tom y luego sale por el extremo derecho del piano para intentar cortar el dedo de Tom con unas tijeras mientras éste toca una nota muy alta. Después de seis fallos, Jerry sustituye una ratonera por las teclas blancas justo debajo. Tom toca las teclas de ambos lados durante unos segundos, pero finalmente su dedo queda atrapado en la trampa.
Jerry se pasea arriba y abajo en el piano, ante lo cual Tom se sube al piano en su persecución, siguiendo tocando con los pies. Cuando Tom vuelve a sentarse en su asiento, Jerry baila sobre los fieltros, cambiando momentáneamente la melodía («On the Atchison, Topeka and the Santa Fe»). A continuación, Tom toca un acorde en el que Jerry es rebotado repetidamente, mientras hace caras insultantes al gato con cada rebote, Tom finalmente atrapa a Jerry y lo lanza contra el taburete del piano. Jerry entonces se arrastra fuera de una abertura y manipula los controles del asiento, subiéndolo y enviándolo hacia abajo, haciendo que Tom aterrice en las teclas.
Ahora completamente harto, Tom mete a Jerry en los fieltros y luego se vuelve loco en el piano. Los fieltros empiezan a golpear a Jerry, a azotarlo y a aplastarlo de un lado a otro. Finalmente, Jerry sale muy enfadado, rompe algunos fieltros y, utilizándolos como baquetas, toca el final de la rapsodia en una última represalia. Jerry aumenta constantemente el ritmo de su interpretación, lo que hace que Tom se derrumbe agotado al final de la rapsodia, con las mangas de su chaqueta de esmoquin colgando de las muñecas. El público aplaude entonces por la actuación, y Jerry se lleva los elogios mientras un foco le ilumina.