Efectos cognitivos de la anestesia en los ancianos

A medida que una persona envejece, aumenta la probabilidad de que tenga que someterse a una intervención quirúrgica que requiera el uso de anestesia general. De hecho, los estudios han estimado que el 53 por ciento de todas las intervenciones quirúrgicas se realizan en pacientes mayores de 65 años.

ADVERTENCIA

La anestesia general describe la combinación de fármacos intravenosos e inhalados que se utilizan para dejar a un individuo inconsciente e incapaz de sentir dolor durante una operación. Este tipo de intervención se utiliza normalmente para cirugías que tardan mucho tiempo en completarse, que causan una gran incomodidad física y/o mental, o que posiblemente interfieren con la capacidad de la persona para respirar.

El proceso de «anestesia» no suele representar un problema para las personas más jóvenes y sanas. Al cabo de unos días, cualquier sensación residual de aturdimiento o confusión suele desaparecer. Sin embargo, las personas mayores procesan estos fármacos de forma diferente y pueden experimentar efectos secundarios más graves que pueden superar los beneficios de ciertos procedimientos quirúrgicos.

Efectos de la anestesia en pacientes de edad avanzada

«La anestesia general conlleva un mayor riesgo para la población de edad avanzada», admite el Dr. Damon Raskin, internista certificado y director médico de un proveedor de cuidados paliativos y de dos residencias de ancianos en la zona de Santa Mónica, California. Según el Dr. Raskin, el cuerpo de una persona mayor tarda más en deshacerse de las sustancias químicas que intervienen en la anestesia, lo que puede prolongar los efectos negativos de estos fármacos. Por ello, muchos ancianos afirman sentirse confusos, lentos o directamente confundidos durante días, semanas o incluso meses después de una intervención quirúrgica.

La situación se complica cada vez más si el paciente padece también otras enfermedades, como diabetes o cardiopatías. Por ejemplo, las personas que padecen la enfermedad de Parkinson son más propensas a experimentar ataques de confusión y alucinaciones que pueden no presentarse hasta días después de someterse a la cirugía. Esto no sólo es angustioso para los pacientes (y sus familias), sino que los expertos de la Fundación del Parkinson advierten que esto también puede tener un efecto negativo en el tipo y la calidad de la atención postoperatoria que reciben.

Cuando se trata de personas mayores con afecciones cognitivas como la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia, puede ser difícil para los médicos y los cuidadores familiares sopesar los beneficios y los posibles inconvenientes de la cirugía. Las anécdotas suelen apuntar a una conexión directa entre la anestesia y la demencia, pero esta relación de causa y efecto es mucho más compleja de lo que parece.

La conexión entre la anestesia, el delirio y la demencia

Al examinar los posibles efectos cognitivos de la anestesia general en los adultos mayores, es importante distinguir primero entre dos afecciones que suelen confundirse: el delirio y la demencia.

Aunque estas dolencias comparten síntomas similares, como confusión, problemas de percepción, cambios de humor y disminución de la cognición, existen diferencias cruciales entre ellas. El delirio se refiere a cambios bruscos y temporales en el funcionamiento mental de una persona, mientras que la demencia describe una disminución más gradual y permanente de las capacidades cognitivas causada por cambios químicos y/o anatómicos en el cerebro. Las personas con demencia pueden mostrar signos de delirio, pero los dos términos no son intercambiables.

El delirio postoperatorio (que contribuye al delirio inducido por el hospital) es una secuela cognitiva común de la anestesia general, especialmente en los ancianos. La Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA) explica que la confusión, la dificultad para concentrarse y los problemas de memoria asociados al delirio postoperatorio «pueden aparecer y desaparecer al cabo de una semana aproximadamente».

La disfunción cognitiva postoperatoria (POCD) es un trastorno más grave que puede afectar a los ancianos que han recibido sedación monitorizada o anestesia general. La POCD se caracteriza por marcados cambios en la cognición y la memoria a corto y largo plazo que pueden persistir durante semanas o meses después de una cirugía importante. Según la ASA, las siguientes enfermedades crónicas pueden aumentar el riesgo de que una persona mayor sufra POCD:

  • Enfermedad cardíaca (especialmente insuficiencia cardíaca congestiva)
  • Enfermedad pulmonar
  • Enfermedad de Alzheimer
  • Enfermedad de Parkinson
  • Infarto

El aumento de la concienciación sobre el delirio postoperatorio y la disfunción cognitiva postoperatoria ha dado lugar a una oleada de investigaciones destinadas a responder a una importante pregunta: ¿puede la anestesia causar demencia? Desgraciadamente, los resultados de estas investigaciones han sido dispares. Incluso sin tener en cuenta los efectos de la anestesia, es importante entender que la cirugía es traumática para el cuerpo y la mente. Todo el proceso, desde la evaluación preoperatoria hasta los cuidados postoperatorios, implica un gran estrés físico y mental, que puede ser muy duro para los adultos mayores frágiles. Estos y muchos otros factores probablemente influyan en los cambios en la memoria y la cognición después de las operaciones.

¿Debe evitarse la anestesia general en los ancianos?

Como cuidador, puede ser difícil saber qué hacer cuando un médico dice que su ser querido necesita una cirugía. La relación entre la demencia y la anestesia sigue siendo confusa, pero no hay duda de que someterse a ella puede causar problemas físicos y cognitivos persistentes en algunos adultos mayores. Muchos ancianos se recuperan después de procedimientos como las prótesis de cadera y la cirugía a corazón abierto, pero algunos nunca vuelven a su línea de base cognitiva anterior a la operación.

Es crucial comunicarse con todos los miembros del equipo de atención médica de un anciano para sopesar los riesgos y beneficios de cada tratamiento médico, especialmente de los procedimientos quirúrgicos. Al tomar esta decisión, hay que tener en cuenta la edad del paciente, su estado de salud física y mental y los efectos previstos en su calidad de vida. Por ejemplo, si una persona mayor sigue siendo muy activa y está en buena forma, pero padece una artritis insoportable, la cirugía de sustitución articular podría mejorar significativamente su calidad de vida, su movilidad y su capacidad funcional.

ADVERTENCIA

La capacidad de una persona mayor para participar en la rehabilitación postoperatoria es también un factor importante en esta decisión. Los adultos mayores con un deterioro cognitivo nuevo o que empeora a menudo tienen dificultades para entender y cumplir con las sesiones de fisioterapia y terapia ocupacional prescritas en la rehabilitación de adultos mayores.

Dependiendo del tipo de procedimiento que requiera un adulto mayor, una sedación menos intensa que a menudo viene con menos efectos secundarios puede ser una mejor opción. La anestesia regional utilizada junto con un sedante puede ser una alternativa segura y eficaz a la anestesia general para muchas cirugías. El tiempo de recuperación, el dolor, los efectos secundarios y los costes suelen reducirse con los tipos de anestesia regional, como las epidurales, los bloqueos nerviosos y la anestesia espinal. Sin embargo, estos métodos no se utilizan en la mayoría de las cirugías a corazón abierto, abdominales y cerebrales.

Una evaluación preoperatoria exhaustiva es crucial

Los científicos siguen investigando las posibles causas y riesgos de la POCD, pero una de las claves para prevenir complicaciones innecesarias durante y después de la cirugía es someterse a una evaluación preoperatoria exhaustiva con un médico de atención primaria. Los cirujanos y anestesistas que intervendrán en la intervención deben conocer la información sanitaria importante del paciente, incluyendo:

  • Régimen de medicación

    Los fármacos utilizados en la anestesia general pueden interactuar negativamente con algunos medicamentos de prescripción, como los betabloqueantes, los medicamentos para la diabetes, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los opioides, los diuréticos y los medicamentos psiquiátricos. Los anticoagulantes, otra clase de medicación habitual que toman los ancianos, también pueden causar problemas de hemorragia durante los procedimientos invasivos. Todos los médicos implicados deben conocer todos los medicamentos recetados y de venta libre, así como los suplementos dietéticos y de hierbas que toma el paciente. Esto garantizará que los riesgos y beneficios del procedimiento puedan sopesarse adecuadamente y que puedan proporcionar instrucciones específicas para continuar, reducir o suspender ciertos medicamentos.

  • Afecciones preexistentes

    Cualquier problema médico, por pequeño que parezca, puede afectar a la experiencia de un paciente tanto durante como después de un procedimiento quirúrgico. El Dr. Raskin advierte que las infecciones del tracto urinario (ITU) y otras infecciones pueden causar problemas durante la cirugía y siempre deben ser reveladas por adelantado. En el caso de las personas con afecciones pulmonares y/o cardíacas, puede ser necesario realizar pruebas y exámenes más especializados para obtener la autorización médica para la intervención quirúrgica.

El médico encargado de coordinar el procedimiento debe asegurarse de que esta y cualquier otra información relevante se comunique al equipo quirúrgico. Reunirse con el anestesista en persona para repasar las cuestiones médicas importantes también es una opción a tener en cuenta. Someterse a una anestesia general conlleva riesgos para personas de todas las edades, pero asegurarse de que el equipo quirúrgico está al corriente del estado de salud del paciente anciano reducirá el riesgo de efectos secundarios adversos mentales (y físicos).

Fuentes: Aspectos únicos de la población quirúrgica de edad avanzada: An Anesthesiologist’s Perspective (https://doi.org/10.1177%2F2151458510394606); General anesthesia (https://medlineplus.gov/ency/article/007410.htm); Staying Safe in the Hospital With Parkinson’s Disease (https://www.parkinson.org/pd-library/fact-sheets/Staying-Safe-in-the-Hospital-With-Parkinsons-Disease); ¿Delirium or Dementia? (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5141598/); Las personas mayores y la anestesia (https://www.asahq.org/whensecondscount/wp-content/uploads/2017/10/asa_seniors-anesthesia_final.pdf); Medicación y cirugía: Antes de la operación (https://www.facs.org/education/patient-education/patient-resources/prepare/medications)

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