Molduras decorativas en pantallas, bóvedas, paneles, y especialmente ventanas. Técnicamente hablando, la tracería es el patrón de intersección de las molduras en la cabeza del diseño de la ventana, y se asocia más a menudo con el diseño gótico. El arco apuntado característico del diseño gótico creaba un espacio debajo de la cúspide del arco, por encima de dos o más «luces» verticales de la ventana, o paneles de vidrio. Este espacio se rellenaba a menudo con una piedra decorativa. La primera iteración de esta cantería fue la «tracería de placas», en la que la cantidad de piedra era mayor que la de vidrio, y la «placa» de piedra simplemente se perforaba para crear pequeñas áreas en las que se insertaba el vidrio.
En el siglo XIII la tracería de placas comenzó a dar paso a la tracería de barras, en la que la cabeza de la ventana estaba separada por finas barras de piedra, y el área de vidrio era mayor que el área de piedra. Una versión popular de la tracería de barra era la tracería en Y, en la que el delgado parteluz de piedra que separaba dos luces de la ventana se ramificaba en dos secciones, en forma de letra Y.
A medida que se desarrollaba la arquitectura gótica, las ventanas se hacían mucho más anchas, y podía haber tres, cinco, siete o nueve luces, separadas por parteluces de piedra, con patrones de tracería cada vez más complejos sobre las luces. Las primeras tracerías se basaban en formas geométricas como círculos, tréboles y cuatrifolios, pero se convirtieron en formas curvilíneas más complejas basadas en curvas conopiales. Entre las variantes complejas de la tracería se encontraban las reticuladas, en las que el diseño de la tracería se basaba en círculos que formaban patrones conopiales, y las tracerías de intersección, en las que los parteluces se curvaban hacia la cabeza del arco, cruzándose entre sí en el proceso. Un estilo que se veía ocasionalmente en Inglaterra era la tracería flamígera, en la que los parteluces tenían forma de llama.
El gótico perpendicular vio el último florecimiento de la tracería medieval; las ventanas eran grandes y anchas, con travesaños horizontales que se cruzaban con parteluces verticales para crear patrones rectilíneos de tracería, similares a los que se encontraban en los paneles de las paredes y en las bóvedas de la época.
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