La ventilación mecánica puede definirse como la técnica mediante la cual se mueve gas hacia y desde los pulmones a través de un dispositivo externo conectado directamente al paciente. Los objetivos clínicos de la ventilación mecánica pueden ser muy diversos: Mantener el intercambio gaseoso, reducir o sustituir el esfuerzo respiratorio, disminuir el consumo de O2 sistémico y/o miocárdico, conseguir la expansión pulmonar, permitir la sedación, la anestesia y la relajación muscular, y estabilizar la pared torácica, etc. La ventilación puede realizarse mediante presión extratorácica negativa o presión positiva intermitente. Según el mecanismo de ciclado, los ventiladores de presión positiva se clasifican en ciclados por presión, ciclados por flujo o mixtos, y según el tipo de flujo en los ventiladores de flujo continuo, en flujo intermitente o flujo básico constante. Por último, los ventiladores de alta frecuencia se clasifican según su mecanismo de alta frecuencia en ventiladores de presión positiva intermitente, de alta frecuencia oscilante y de chorro de alta frecuencia.