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Mientras que a los castillos, las catedrales y las lenguas se les reconoce una gran importancia en la configuración del desarrollo social y económico de las regiones, a menudo se pasa por alto la alimentación. Sin embargo, las recetas con productos locales son a menudo una característica definitoria de una zona. Al transmitirse de generación en generación, proporcionan una continuidad en zonas que han sufrido muchos cambios físicos y sociales.
Esta serie de artículos examina algunos de los alimentos que definen las diferentes regiones de España. Desde el húmedo y montañoso País Vasco hasta las secas llanuras de Castilla La Mancha, cada región tiene un plato característico que muestra la singularidad de la zona.

Pulpo a la Gallega

Empezamos en Galicia, en el noroeste de España. Galicia está situada al norte de Portugal y cuenta con una extensa costa atlántica. No es de extrañar, por tanto, que el marisco ocupe un lugar destacado en la cocina gallega. Las empanadas de marisco y atún son habituales en la región, y a menudo se combinan en las comidas con patatas, el cultivo agrícola más abundante en Galicia.
Sin embargo, el plato que más se asocia a la región es el Pulpo a la Gallega (Polbo a Feira en lengua gallega). El pulpo a la gallega es un plato sencillo con sólo cuatro ingredientes: pulpo, aceite de oliva, pimentón y sal.

Preparación del pulpo a la gallega

Con una lista de ingredientes tan sencilla, la clave para hacer un excelente pulpo a la gallega está en la preparación. El pulpo se hierve en una olla de cobre, sumergiendo primero los tentáculos en el agua para que se enrosquen ligeramente.
El pulpo se hierve durante unos veinte minutos, antes de dejarlo reposar otros veinte minutos lejos del calor. Hay un periodo de tiempo muy corto entre que el pulpo esté suficientemente cocido y que se vuelva gomoso – juzgar esto a la perfección es la principal habilidad en la preparación del pulpo a la gallega.
Tras el periodo de reposo, se separan los tentáculos de la cabeza y se cortan en trozos con unas tijeras. Los tentáculos se rocían con aceite de oliva y se espolvorean con sal gorda y pimentón.

Servicio

El pulpo a la gallega se sirve tradicionalmente en platos de madera con pan o patatas cocidas. La costumbre local dicta que se acompañe de vino tinto en lugar de agua.
El pulpo a la gallega se puede encontrar en toda España, pero el mejor sigue siendo el de Galicia. Sorprendentemente, la región de Lugo es la que goza de mejor reputación por este plato, a pesar de tener una costa relativamente pequeña.
El plato no es excesivamente complicado, pero la clave es cocinar el pulpo hasta que esté tierno. Olvídese de las cosas gomosas que puede haber comido en el pasado, el pulpo a la gallega es la mejor manera que hemos encontrado de servir el pulpo. Es un plato que hace la boca agua.
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