Este mundo de imágenes, de comparaciones, es lo que los hebreos definen con la palabra genérica mashal, «semejanza», que en la biblia griega de los setenta será traducida como «parábola». En el Antiguo testamento se define como el simple proverbio, la sentencia de tipo enigmático, la narración llena de metáforas; en el Nuevo Testamento encontraremos el término parábola en un sentido más concreto. Pronto llegamos a la claridad de que una parábola es una narración, breve, inventada, pero verosímil, tomada comúnmente de la naturaleza o de la vida, usada para expresar por su medio enseñanzas de la vida religiosa o moral.
Podemos dividirlas en tres grupos: un primer bloque de ocho parábolas, se centran en el tema del reino de los cielos, y que fueron pronunciadas sin duda, en el ambiente campesino de Galilea y dentro del primer periodo de la vida de Jesús. La mayor parte se encuentran en San Mateo.
En un segundo bloque predomina el tema de la misericordia. La parábola del Buen Samaritano, el amigo que llega a madia noche, el criado sin compasión, el rico insensato, la higuera estéril, el gran banquete, el hijo pródigo, el mayordomo astuto, el rico Epulón y el pobre Lázaro, el juez inicuo, el fariseo y el publicano, los obreros enviados a la viña. Es el grupo más abundante y las parábolas más elaboradas literalmente con una mayor descripción de los personajes. La mayor parte de estas se encuentran en San Lucas.
El tercero es de seis parábolas, pertenecen a la época más tardía de la vida de Cristo, en un ambiente típico de Judea. La de los diez talentos, de los dos hijos, los viñadores homicidas, las bodas reales, las vírgenes prudentes y las necias y las minas. Son narraciones más dramáticas. Sus personajes se juegan la vida o el destino, textos que hablan del final de la vida.
Las parábolas son narraciones fáciles de recordar. En ellas Jesús se muestra un artista incomparable, alcanza efectos poderosos por medios muy sencillos.
El número varía entre 35 y 72, varía por la dificultad de identificarlas. He aquí una lista aproximada:
- El hombre fuerte Mc 3,24-27; Mt 12,24-26; Lc 11,17-18; 21-22.
- El grano de mostaza, Mc 4,30-32; Mt 13,31-32; Lc 13,18-19.
- La Levadura, Mt 13,33; Lc 13-,20-21.
- La semilla que crece por sí sola, Mc 4,26-29.
- El Sembrador, Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8.
- La cizaña, Mt 13,24-30.
- El banquete, Lc 14,16-24; Mt 22,1-10.
- Los dos hijos, Mt 21,18-31.
- Los viñadores homicidas, Mc 12,1-9; Lc 20,9-16; Mt 21,33-41.
- El hijo pródigo Lc 15, 11-32
- La oveja perdida, Lc 15,4-7; Mt 18,12-14.
- La dracma perdida, Lc 15,8-10.
- Los dos deudores, Lc 7,36-50.
- El siervo y el amo, Lc 17,7-10.
- Los obreros de la viña, Mt,20,1-5.
- El fariseo y el publicano, Lc 18,9-14.
- Los niños en la plaza, Mt 11, 16-19; Lc 7,31-34.
- El tesoro escondido, Mt 13,44.
- La perla escondida, Mt, 13-45.
- El siervo despiadado, Mt 18,21-35.
- El buen samaritano, Lc 10,25-37.
- Los dos litigantes, Mt 5,25-26; Lc 12,58-60.
- El administrador astuto, Lc, 16,1-8.
- Lázaro y el rico epulón, Lc 16,19-31.
- El rico insensato, Lc 12,16-20.
- La higuera estéril, Lc 13,6-8.
- El portero que espera, Mc 13,33-36; Lc 12,35-38.
- Constructor de una torre; Lc 24,28-30.
- Rey que va a la guerra Lc 14.31–32.
- Puerta ancha y angosta Mt 7.13–14; Lc 13.23–30.
- Remiendo de paño nuevo Mt 9.16.
- Vino nuevo en odres nuevos Mt 9.17; Mc 2.22; Lc 5.37–38.
- Casa sobre arena o sobre roca Mt 7.24–29; Lc 6.47–49.
- El ladrón nocturno, Mt 24,43-44; Lc 12,39-40.
- El siervo fiel, Mt 24,45-51; Lc 12,42-46.
- Las diez vírgenes, Mt 25,1-13.
- El invitado sin traje nupcial, Mt 22, 11-14.
- Los talentos/minas, Mt 25,14-30; Lc 19,11-27.
- El amigo inoportuno, Lc 11,5-10.
- La viuda obstinada, Lc 18,2-8.
- La red, Mt 13,47.
- Lámpara en lugar oculto Mt 5.15; Mc 4.21; Lc 8.16.
Las parábolas, por su variedad, por su originalidad, por sus enseñanzas, hablan de que su autor es un genio. Sería un engaño si se dijera que se compusieron lentamente y luego limadas o pulidas; al contrario, brotaron espontáneamente de la imaginación y de la inteligencia del Salvador, como ejemplos vivos, destinados a completar y corroborar su doctrina. Con fe y con atención acerquémonos a este gran tesoro que nos dejó Nuestro Señor.