Los cristales de queso son manchas, gránulos y agregados cristalinos blanquecinos, de semisólidos a sólidos, ligeramente crujientes a arenosos, que pueden formarse en la superficie y el interior del queso. Los cristales de queso son característicos de muchos quesos duros de larga maduración.
Los quesos duros en los que los cristales de queso son comunes y valorados incluyen el comté, el cheddar curado, los quesos grana como el parmesano, el grana padano y el pecorino romano, así como el gouda viejo. Sin embargo, en algunos quesos, como el cheddar industrial, se consideran un defecto de producción.
Los cristales del queso pueden consistir en diferentes sustancias. Los más comunes son los cristales de lactato de calcio, especialmente en los quesos más jóvenes, en la superficie y en el cheddar. Dependiendo del queso y de su edad, estos cristales pueden consistir en uno o ambos enantiómeros. En el caso del grana padano, se han notificado cristales de aminoácidos granulados en el interior del queso que consisten principalmente en tirosina y en leucina e isoleucina. En general, cualquier sustancia que tenga una baja solubilidad en agua y una tendencia a la cristalización podría formar cristales a medida que el queso se seca durante el envejecimiento.