Este capítulo describe las zonas de fractura oceánica. Las zonas de fractura se definen como lineaciones estructurales que compensan las regiones de los límites de placas en acreción. La evolución de las zonas de fractura está íntimamente ligada a la de los sistemas de dorsales oceánicas con los que forman los principales rasgos morfológicos y tectónicos del fondo oceánico. Las zonas de fractura y su área de transformación son un lugar de extensas fallas y son áreas donde la actividad tectónica prevalece sobre el vulcanismo. Los mecanismos focales de varios terremotos han revelado la prevalencia de tensiones compresionales horizontales en la corteza oceánica cerca de las zonas de fractura. Tanto los tectonismos compresionales como los extensionales son prominentes, como sugiere la recuperación de rocas milonitizadas y la presencia de una morfología de horst-graben que se observa comúnmente en las zonas de fractura. La evolución tectónica de una zona de fractura está relacionada con el movimiento relativo de dos placas durante la propagación. Así, un cambio en la dirección de propagación de una placa a uno o ambos lados de una zona de transformación altera la geometría de los distintos segmentos implicados. El hecho de que las zonas de fractura y sus zonas de transformación varíen considerablemente en tamaño, profundidad, relieves y extensión está relacionado con el grado de propagación y otros mecanismos tectónicos complejos. Tanto las zonas de fractura pequeñas como las grandes son capaces de desplazar segmentos de cresta y presentan considerables similitudes en cuanto a la composición de su corteza.