Bruno Richard Hauptmann, condenado por el secuestro y asesinato en 1932 del hijo de 20 meses de Charles A. Lindbergh, es ejecutado por electrocución.
El 1 de marzo de 1932, Charles Lindbergh Jr, el hijo del famoso aviador estadounidense que realizó el primer vuelo transatlántico en solitario y sin escalas en 1927, fue secuestrado en la guardería de la casa de Lindbergh en Hopewell, Nueva Jersey. En la escena del crimen se encontró una nota de rescate en la que se exigían 50.000 dólares como pago por la devolución de Charles Jr. Tres días más tarde, los Lindbergh involucraron a las autoridades en contra del consejo del secuestrador, y el rescate aumentó a 70.000 dólares. El 2 de abril, en el cementerio de St. Raymond de Nueva Jersey, John F. Condon, un amigo de los Lindbergh, entregó los 70.000 dólares. Sin embargo, el bebé de los Lindbergh no fue devuelto y, casi seis semanas más tarde, el cuerpo maltrecho y casi descompuesto del bebé fue encontrado en el bosque, a pocos kilómetros de la casa de los Lindbergh. Se determinó que la causa de la muerte fue una fractura masiva del cráneo ocurrida aproximadamente dos o tres meses antes.
Tras el trágico descubrimiento, el caso del secuestro de Lindbergh se convirtió en un acontecimiento mediático sensacional, y las autoridades lanzaron una extensa persecución del culpable. Utilizando los números de serie del dinero del rescate como guía, los investigadores rastrearon en septiembre más de 11.000 dólares del dinero del rescate hasta el apartamento del Bronx, Nueva York, de Bruno Richard Hauptmann, un carpintero alemán. Durante el posterior juicio penal, Hauptmann mantuvo su inocencia, alegando que un socio comercial, Isador Fisch, le dio el dinero antes de regresar a Alemania, donde murió en 1934. Sin embargo, otras pruebas también le implicaron, como el descubrimiento del número de teléfono de Condon en la pared de un armario de la casa de Hauptmann y el testimonio de un testigo de la noche del secuestro. En febrero de 1935, Hauptmann fue condenado; y el 3 de abril de 1936, tras una serie de apelaciones, fue ejecutado por electrocución.
En los años siguientes al secuestro, varias personas empezaron a cuestionar la culpabilidad de Hauptmann y la calidad de la investigación criminal; sin embargo, gran parte de estas críticas estaban probablemente motivadas por la oposición a Lindbergh tras las revelaciones públicas de sus simpatías nazis.