Los griegos y los turcos se han enfrentado durante siglos por muchas cosas diferentes, pero una rivalidad que rara vez se menciona gira en torno a los orígenes del baklava.
La historia de este delicioso manjar es bastante controvertida y, por desgracia, no está muy bien documentada. Muchos grupos étnicos, como los griegos, los turcos y los de Oriente Medio, reclaman el baklava como propio y lo preparan a su manera.
El «conflicto del baklava» lleva siglos latente, pero estalló en una guerra total en 2006, cuando los grecochipriotas decidieron llamarlo suyo. Un auténtico sacrilegio según los turcos
Turquía, como aspirante a miembro de la UE, llevó el asunto a Bruselas. Finalmente, en 2013, la UE concedió el premio de «estatus protegido» a la baklava turca de Gaziantep, apagando los sueños de los griegos de todo el mundo.
La baklava de Gaziantep, descrita como una «pasta hecha de capas de pasta filo rellena de crema de sémola y pistacho de Antep», se convirtió en el primer producto turco en recibir el codiciado estatus.
Historia
Una versión de la historia afirma que los orígenes del baklava se remontan a los poderosos asirios, que ya lo preparaban en el siglo VIII a.C. colocando capas de pan plano sin levadura con nueces picadas entre ellas, empapándolas en miel y cociéndolas después en primitivos hornos de leña.
El baklava actual pasó por varias transiciones a medida que la historia de la zona fue cambiando. Oriente Medio, el Mediterráneo Oriental, los Balcanes, el Cáucaso; los turcos, los árabes, los judíos, los griegos, los armenios, los búlgaros de hoy en día, que introducen el baklava como su postre nacional, formaron parte del imperio otomano en su día.
Se dice que los antiguos marineros y mercaderes griegos que viajaban a Mesopotamia pronto descubrieron las delicias del baklava.
Llevaron la receta de vuelta a Grecia y la modificaron ligeramente.
Su mayor contribución al desarrollo de esta masa es la creación de una técnica de amasado que permitía enrollarla tan fina como una hoja, en comparación con la textura áspera y parecida al pan de la masa asiria.
De hecho, los griegos acuñaron el nombre «Phyllo», que significa «hoja» en la lengua griega.
Algunos historiadores afirman que la receta del baklava tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde se elaboraba el «gastrin», un dulce muy parecido al actual baklava.
Otros dicen que el baklava tiene su origen en la época bizantina. El profesor griego Speros Vryonis, defiende la tesis bizantina creando similitudes con un postre griego llamado kopton.
El periodista estadounidense, Charles Perry, descarta esta teoría argumentando, en cambio, que el baklava es una fusión culinaria de las preparaciones turcas de hojaldre de Asia Central y los rellenos persas de frutos secos cocidos (nueces, avellanas, cacahuetes).
Independientemente de las controversias históricas, el hecho es que el baklava es un delicioso postre tradicional hecho de capas de filo dorado y crujiente, relleno de nueces picadas y adornado con jarabe perfumado de limón… ¡Simplemente el cielo!
Para la receta tradicional vea aquí
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