Mientras uno sueña, normalmente no se da cuenta de que está soñando. En más raras ocasiones, el sueño puede estar contenido dentro de otro sueño con el acto mismo de darse cuenta de que uno está soñando, siendo sólo un sueño que uno no es consciente de tener. Esto ha llevado a los filósofos a preguntarse si es posible tener la certeza, en un momento dado, de que no se está soñando, o si es posible permanecer en un estado de sueño perpetuo y no experimentar nunca la realidad de la vigilia.
En la filosofía occidental este rompecabezas filosófico fue mencionado por Platón (Teteto 158b-d), Aristóteles (Metafísica 1011a6) y los escépticos académicos. En la actualidad es más conocido por las Meditaciones sobre la filosofía primera de René Descartes. El argumento del sueño se ha convertido en una de las hipótesis escépticas más destacadas.
En la filosofía oriental este tipo de argumento se conoce a veces como la «paradoja de Zhuangzi»:
El que sueña que bebe vino puede llorar cuando llega la mañana; el que sueña que llora puede por la mañana salir a cazar. Mientras sueña no sabe que es un sueño, y en su sueño puede incluso tratar de interpretar un sueño. Sólo cuando se despierta sabe que era un sueño. Y algún día habrá un gran despertar cuando sepamos que todo esto es un gran sueño. Sin embargo, los estúpidos creen que están despiertos, asumiendo afanosa y brillantemente que entienden las cosas, llamando a este hombre gobernante, a aquel pastor… ¡qué densos! Confucio y tú estáis soñando. Y cuando digo que estáis soñando, yo también estoy soñando. Palabras como éstas serán etiquetadas como la Estafa Suprema. Sin embargo, después de diez mil generaciones, puede aparecer un gran sabio que conozca su significado, y seguirá siendo como si hubiera aparecido con una velocidad asombrosa.
El filósofo Yogachara Vasubandhu (siglos IV a V de nuestra era) hizo referencia al argumento en sus «Veinte versos sobre la apariencia solamente».
El argumento del sueño llegó a ocupar un lugar destacado en la filosofía budista mahayana y tibetana. Algunas escuelas de pensamiento (por ejemplo, Dzogchen) consideran que la realidad percibida es literalmente irreal. Como dice Chögyal Namkhai Norbu «En un sentido real, todas las visiones que vemos en nuestra vida son como un gran sueño…». En este contexto, el término «visiones» denota no sólo las percepciones visuales, sino también las apariencias percibidas a través de todos los sentidos, incluidos los sonidos, los olores, los sabores y las sensaciones táctiles, y las operaciones sobre los objetos mentales percibidos.