Archē

El término griego archē se refiere a la materia original de la que surgió el mundo, según los filósofos presocráticos. En su Metafísica Aristóteles explica:

De los primeros filósofos, la mayoría pensaba que las fuentes de todas las cosas se encontraban sólo en la clase de la materia. Porque aquello de lo que se componen todas las cosas existentes, y aquello de lo que proceden primero y en lo que perecen después -la sustancia que continúa pero que cambia en sus atributos- esto, dicen, es el elemento y esto la fuente de las cosas existentes. En consecuencia, no creen que nada llegue a ser o perezca, ya que esa naturaleza se conserva siempre. … Porque siempre existe una determinada naturaleza, una o más, de la que procede todo lo demás mientras ésta se conserva. Todos, sin embargo, no se ponen de acuerdo sobre el número y el carácter de esta fuente, pero Tales, el iniciador de este tipo de teoría, dice que es el agua….

(Metafísica 983b 6-21)

Aristóteles parece utilizar el término archē para referirse a varias nociones diferentes que, según él, forman todas parte de la concepción de los presocráticos: (1) un caos primigenio en el que sólo existe un elemento (o un conjunto de elementos); (2) el elemento primigenio que constituía el estado primitivo, a partir del cual se formaron todos los cuerpos del mundo actual; (3) ese mismo elemento fundamental en la medida en que incluso ahora constituye el mundo; (4) el principio de explicación, o fuente explicativa (identificado con el elemento primigenio), que da cuenta lógica y causalmente de los fenómenos del mundo.

Según Aristóteles, los filósofos presocráticos con teorías cosmológicas coincidían en explicar todos los fenómenos como derivados de una única cosa o conjunto de cosas (sentido 4). No estaban de acuerdo en si había una sola materia o varias. Los que sostenían que había una sola materia (monistas) no estaban de acuerdo en cuál era: Tales dijo que era el agua; Anaximandro dijo que era lo ilimitado; Anaxímenes dijo que era el aire; y Heráclito dijo que era el fuego. Los que sostenían que había varias cosas o elementos (pluralistas) no se ponían de acuerdo sobre cuáles eran: Empédocles decía que la tierra, el agua, el aire y el fuego; Anaxágoras decía que había un número ilimitado de cosas homogéneas que incluían la carne, el oro y la madera; los atomistas decían que había un número infinito de partículas atómicas de diferentes formas.

El relato de Aristóteles, en parte a través de los escritos de su colega Teofrasto sobre la historia de las opiniones filosóficas, dominó las interpretaciones antiguas y luego las modernas. Desgraciadamente, hay una serie de problemas con su relato. En primer lugar, parece confundir dos tipos diferentes de teoría, la de los supuestos monistas y la de los pluralistas, que pueden operar sobre principios diferentes. En segundo lugar, ignora las teorías que plantean una cosmología estable (en la que el mundo no surge de un caos primigenio), como las de Jenófanes y Heráclito. En tercer lugar, parece proyectar sobre los cosmólogos del siglo VI a.C. la teoría del ser inmutable que Parménides inventó a principios del siglo V a.C. En cuarto lugar, supone una sofisticada teoría de la materia en la que se distingue un sujeto de los atributos o propiedades, que parece surgir sólo en el siglo IV a.C. En quinto lugar, encarna una interpretación tendenciosa de cómo los presocráticos entendían la explicación causal.

El propio término archē en el sentido de «comienzo, punto de partida» podría haber sido utilizado por los primeros presocráticos como Anaximandro, pero no hay citas existentes para verificar esto. A finales del siglo V, Diógenes de Apolonia utilizó el término para significar algo así como «punto de partida», con una posible implicación de ser un principio explicativo. (fr. 1). Pero el término sólo parece adquirir importancia filosófica si se tiene en cuenta que Platón describió un archē como un principio al que nada es anterior (República 511b, Fedro 245c-d), en efecto como proveedor de una base metafísica y un axioma lógico. El propio Aristóteles distinguió seis sentidos del término, de los cuales sólo el último es un sentido técnico filosófico, que refleja el uso de Platón (Metafísica V.1). El relato de Aristóteles sobre el archē como principio de explicación entre los presocráticos es muy sugerente, pero no debe aceptarse acríticamente.

La mayoría de los presocráticos estaban interesados en explicar cómo el mundo actual surgió de un caos primigenio, y también en identificar las realidades básicas de las que surgió el mundo. En esos dos sentidos, buscaban a través de sus estudios y escritos dilucidar las fuentes, los archai, del mundo. Si, o en qué sentido, sus realidades básicas eran materiales, y si eran inmutables, son cuestiones controvertidas con las que aún luchan los estudiosos.

Véase también Aristóteles; Filosofía presocrática.

Bibliografía

Algra, Keimpe. «Los inicios de la cosmología». En The Cambridge Companion to Early Greek Philosophy, editado por A. A. Long. Cambridge, U.K.: Cambridge University Press, 1999.

Alt, Karin. «Zum Satz des Anaximenes über die Seele: Untersuchung von Aetios Peri archōn». Hermes 101 (1973): 129-164.

Barnes, Jonathan. Los filósofos presocráticos. Rev. ed. Londres: Routledge, 1982.

Guthrie, W. K. C. A History of Greek Philosophy. Vol. 1: The Earlier Presocratics and the Pythagoreans. Cambridge, U.K.: Cambridge University Press, 1962.

Stokes, Michael C. One and Many in Presocratic Philosophy. Washington: Center for Hellenic Studies, 1971.

Daniel W. Graham (2005)

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