Otro término que suele referirse a un trozo de melodía (aunque también puede referirse a un ritmo o a una progresión de acordes) es «motivo». Un motivo es una idea musical corta -más corta que una frase- que aparece con frecuencia en una pieza musical. Una idea melódica corta también puede llamarse motivo, célula o figura. Estos pequeños trozos de melodía aparecen una y otra vez en una pieza musical, a veces exactamente igual y otras veces modificada. Cuando un motivo vuelve, puede ser más lento o más rápido, o en una tonalidad diferente. Puede volver «al revés» (con las notas hacia arriba en lugar de hacia abajo, por ejemplo), o con los tonos o ritmos alterados.
Un motivo armónico es una serie de acordes definidos en abstracto, es decir, sin referencia a la melodía o al ritmo. Un motivo melódico es una fórmula melódica, establecida sin referencia a los intervalos. Un motivo rítmico es el término que designa una fórmula rítmica característica, una abstracción extraída de los valores rítmicos de una melodía.
Un motivo asociado temáticamente a una persona, un lugar o una idea se llama leitmotiv. En ocasiones, dicho motivo es un criptograma musical del nombre en cuestión. Un head-motif (alemán: Kopfmotiv) es una idea musical en la apertura de un conjunto de movimientos que sirve para unir esos movimientos.
La mayoría de las figuras y motivos son más cortos que las frases, pero algunos de los leitmotiv de las óperas de Wagner son lo suficientemente largos como para ser considerados frases. Un leitmotiv (ya sea una célula muy corta o una frase larga) se asocia a un personaje, lugar, cosa o idea concreta de la ópera y puede escucharse siempre que ese personaje esté en escena o esa idea sea una parte importante de la trama. Al igual que ocurre con otros motivos, los leitmotiv pueden modificarse cuando vuelven a aparecer. Por ejemplo, la misma melodía puede sonar muy diferente dependiendo de si el personaje está enamorado, siendo heroico o muriendo.
Cualquier motivo puede utilizarse para construir melodías, temas y piezas completas.El desarrollo musical utiliza una figura musical distinta que se altera, repite o secuencia posteriormente a lo largo de una pieza o sección de una pieza musical, garantizando su unidad. Este desarrollo motívico tiene sus raíces en las sonatas para teclado de Domenico Scarlatti y en la forma sonata de la época de Haydn y Mozart.
Escucha: La Sonata en Sol K108 de Domenico Scarlatti
Discutiblemente, Beethoven logró la más alta elaboración de esta técnica; el famoso «motivo del destino» -el patrón de tres notas cortas seguidas de una larga- que abre su Quinta Sinfonía y que reaparece a lo largo de la obra en sorprendentes y refrescantes permutaciones es un ejemplo clásico.