El ajvar casero se elabora con pimientos asados, picados y luego cocidos, mientras que algunos productores industriales utilizan pimientos frescos picados, cocidos con aceite de girasol después, lo que conlleva una menor calidad. La preparación del ajvar es algo difícil, ya que requiere un trabajo manual considerable, sobre todo para pelar los pimientos asados. Tradicionalmente, la gente lo prepara a mediados de otoño, cuando los pimientos son más abundantes, y lo conserva en tarros de cristal para consumirlo durante todo el año. Anecdóticamente, las reservas de la mayoría de los hogares no duran hasta la primavera, cuando se dispone de verduras frescas, por lo que suele disfrutarse como alimento de invierno. A menudo, toda la familia o los vecinos se reúnen para preparar los pimientos. La principal variedad de pimiento que se utiliza se llama roga (es decir, «con cuernos»). El roga es grande, rojo, con forma de cuerno, de carne gruesa y relativamente fácil de pelar. Suele madurar a finales de septiembre.
Para producir el ajvar, los pimientos se asan enteros en una placa sobre un fuego abierto, una placa de leña en una estufa o en un horno. Los pimientos asados deben enfriarse brevemente para que la carne se separe de la piel. A continuación, se pela cuidadosamente la piel y se retiran las semillas. A continuación, los pimientos se muelen en un molino o se cortan en trozos pequeños (esta variante suele denominarse pindjur). Por último, la papilla resultante se cuece durante varias horas en grandes ollas. En esta fase se añade aceite de girasol para condensar y reducir el agua, y para mejorar la conservación posterior. Al final se añade sal (y a veces vinagre) y la papilla caliente se vierte directamente en tarros de cristal esterilizados, que se cierran inmediatamente.