Las lesiones cervicales no cariosas implican la pérdida de tejido duro y, en algunos casos, de material restaurador en el tercio cervical de la corona y la superficie radicular subyacente, a través de procesos no relacionados con la caries. Estos procesos no cariosos pueden incluir la abrasión, la corrosión y posiblemente la abfracción, actuando solos o en combinación. Se cree que la abfracción tiene lugar cuando una carga dental cíclica y no axial excesiva provoca la flexión de las cúspides y la concentración de tensiones en la vulnerable región cervical de los dientes. Se cree que esta tensión contribuye directa o indirectamente a la pérdida de sustancia dental cervical. Este artículo revisa críticamente la literatura a favor y en contra del concepto de abfracción. Aunque existen pruebas teóricas que apoyan la abfracción, sobre todo a partir de estudios de análisis de elementos finitos, se aconseja precaución a la hora de interpretar los resultados de estos estudios debido a sus limitaciones. De hecho, sólo hay una pequeña cantidad de pruebas experimentales a favor de la abfracción. Los estudios clínicos han mostrado asociaciones entre las lesiones de abfracción, el bruxismo y los factores oclusales, como los contactos prematuros y las facetas de desgaste, pero estas investigaciones no confirman las relaciones causales. Es importante destacar que las lesiones de abfracción no se han reportado en poblaciones precontemporáneas. Es importante que los profesionales de la salud bucodental comprendan que la abfracción sigue siendo un concepto teórico, ya que no está respaldado por pruebas clínicas adecuadas. Se recomienda evitar los tratamientos destructivos e irreversibles destinados a tratar las llamadas lesiones de abfracción, como el ajuste oclusal.