Romper es difícil, pero ¿el divorcio? Eso se lleva la palma. Todo tipo de cosas pueden llevar a una ruptura, desde las simbólicas «diferencias irreconciliables» citadas por los famosos, hasta una aventura desordenada, o la pérdida de cualquier cosa remotamente cercana a la chispa que se sentía en los buenos tiempos.
Y a menudo, la razón por la que se cruza la línea del para siempre al nunca más se remonta a los días de noviazgo. «A veces la gente quiere divorciarse por la misma razón por la que podría haber tenido dudas al iniciar la relación», dice la doctora Elizabeth Cohen, psicóloga clínica de Nueva York. «Suelen ser las cosas que te molestaban antes, simplemente se agravaron durante tanto tiempo que sabes que no va a cambiar».
Por supuesto, es de suponer que querías estar juntos (al menos en algún momento) si te casabas. Pero es muy difícil que las personas cambien de la forma que tú necesitas para mantener un matrimonio saludable en el que ambos podáis ~prosperar~. Por eso, divorciarse puede parecer un proceso lento. «Es probable que la decisión llegue después de años y años de contemplar y tratar de hacer que el matrimonio funcione», dice Erin Levine, abogada de derecho de familia y fundadora de Hello Divorce, una plataforma de asistencia legal.
Aunque las razones para un divorcio son únicas para la relación, aquí están los problemas que un abogado de divorcio y un psicólogo dicen que aparecen con más frecuencia:
Problemas de comunicación
El quid de cualquier relación es la comunicación, dice Cohen. Claro, normalmente se escuchan razones para el divorcio como desacuerdos de dinero, problemas de compromiso y las otras cosas en esta lista, pero Levine nos recuerda que estos problemas también tienen su origen en una ruptura de la comunicación.
Si no se puede hablar de una manera que ambos miembros de la pareja entiendan, todo lo que queda es una discusión improductiva y un resentimiento creciente. «Tu comportamiento puede no coincidir con lo que tu pareja necesita», dice Cohen. Por eso el divorcio suele esperar al final de esa pendiente resbaladiza.
Desenamorarse
Según un estudio del Journal of Sex &Terapia Marital, casi la mitad de los encuestados recientemente divorciados citaron la falta de amor o intimidad como la razón de su separación. En lugar de una gran traición, a veces el simple hecho de distanciarse y perder los sentimientos románticos puede acabar con un matrimonio. «Hay un sentimiento generalizado de distancia que se produce con el tiempo», dice Cohen.
No hay intimidad
Además de la constatación de «te quiero, pero no estoy enamorado de ti», una vida de alcoba inactiva también es un factor de divorcio. No hay nada vergonzoso en un período de sequía, pero la falta de afecto físico -momentos de sexo y largos abrazos de oso incluidos- puede causar una seria desconexión. «La gente empieza a decirse a sí misma: ‘Vale, la falta de intimidad, puedo soportarla’. Pero al final es demasiado para ellos», dice Levine.
Ya no es una pareja
La gente acude a la consulta de Levine diciendo que se han sentido incomprendidos y no escuchados en el matrimonio. «Me dicen: ‘Aquí estoy en una relación y siento que estoy sola'», dice. Aunque tengan una vida personal plena y emocionante, sentirán que ya no funcionan como una unidad con su cónyuge, ya sea porque sus prioridades para el futuro han cambiado o porque se dan cuenta de que simplemente ya no tienen mucho en común con su pareja. Esa desconexión y soledad puede ser motivo suficiente para el divorcio.
No estabas preparado para el matrimonio
«La similitud entre dos parejas ayuda a predecir quién permanece junto y quién no», dice la doctora Terri Orbuch, autora de Finding Love Again: 6 Simple Steps to a New and Happy Relationship (Encontrar el amor de nuevo: 6 pasos sencillos para una relación nueva y feliz) y profesora de la Universidad de Oakland. «Si te casas demasiado pronto, o no has sido capaz de identificar quién eres y qué es importante para ti, entonces no puedes elegir la mejor pareja». Aunque quieras estar en ello a largo plazo, quizá te precipitaste al pasar por el altar o no estabas totalmente en sintonía contigo mismo cuando dijiste «sí, quiero». Es entonces cuando una cosecha de enfrentamientos -piensa: valores diferentes, carga emocional de aventuras pasadas y falta de confianza real- aparecen y te ponen en el camino del divorcio.
Adicción
Cuando el Centro Nacional de Información Biotecnológica preguntó a 52 personas qué había contribuido a su divorcio en 2013, un tercio de ellas nombró el abuso de sustancias como un factor que contribuyó al fin de sus matrimonios. Ya sean las drogas, el alcohol u otro vicio perjudicial, Levine señala que el abuso de sustancias es a menudo un factor en los divorcios que ve en su consulta. Si un miembro de la pareja no quiere buscar ayuda o se convierte en una amenaza para la seguridad de su pareja, suele ser la gota que colma el vaso.
Abuso doméstico
El abuso, desde el daño físico hasta la manipulación emocional, como la retirada de afecto por parte de la pareja como castigo, deja a las personas sin poder. Separarse de la pareja maltratadora -de forma segura y con apoyo- es la mejor manera de recuperar la seguridad. El maltrato se diferencia de otras causas de divorcio en que «no es un problema de la relación, sino algo que está dentro de la pareja», dice Orbuch. En el mismo estudio del NCBI, alrededor de una cuarta parte de los encuestados dijeron que la violencia doméstica les había llevado al divorcio.
8. Engaño
Sin confianza, ¿qué queda? Una aventura puede sentirse como la última traición y señal de que la comunicación sana se detuvo hace mucho tiempo. Aunque Cohen señala que es posible superar la infidelidad juntos, es difícil. ¿La mayoría de las veces? Es el momento que hace que la pareja se aleje oficialmente.
Falta de apoyo emocional
«La ruptura de la comunicación a menudo hace que la gente se sienta desesperada, por lo que critica o se enfada o exige», dice Levine. «Nadie quiere estar cerca de eso o de esa energía». Cohen está de acuerdo, y señala que habla con muchas mujeres divorciadas que se sintieron menoscabadas, irrespetadas y como si no fueran una prioridad en el matrimonio. Una vez que la empatía y la compasión por el otro caen en picado, «es muy difícil volver a estar juntos», dice Cohen.
Simplemente han terminado
«Las personas con matrimonios de larga duración no suelen abandonar sus matrimonios porque sí», dice Levine. «Son personas que intentaron salvar sus matrimonios durante años y años, y simplemente no funcionó». Te has esforzado mucho para dar nueva vida a la relación, pero tu pareja no ha mostrado el mismo esfuerzo. Una vez que queda claro que las cosas no van a cambiar, la gente tira del enchufe. Cada pequeña cosa acumula desprecio o resentimiento, hasta que una mañana te levantas en plan: «Aquí tienes los papeles del divorcio, tío».
Temas financieros
Cómo (y cuándo) se gasta, se ahorra o se gana, el dinero es una de esas cosas que pueden desencadenar fácilmente la tensión en un matrimonio. Los desacuerdos sobre las finanzas dificultan las cosas, especialmente cuando se interponen en el trabajo en equipo, dice Cohen. Alguien puede pensar que su pareja gasta demasiado, otro puede estar preocupado por las deudas de su pareja y, en algunos casos, las parejas no pueden llegar a un acuerdo sobre en qué gastar su dinero. Con el tiempo, la tensión llega a ser demasiado. Lo que es mío fue una vez tuyo, pero ya no.
Pérdida del sentido del yo
Somos seres fluidos, y lo que quieres puede cambiar a lo largo de un matrimonio de 20 años. «Muy a menudo en las relaciones, un miembro de la pareja ha estado sacrificando lo que quiere y necesita en aras de mantener el matrimonio», dice Cohen. Ya sea dejando pasar una oportunidad de trabajo o perdiéndose en el papel de «mamá», el matrimonio podría llevarle por un camino con el que ya no se identifica tanto. Una cosa es comprometerse, pero otra es perder de vista tu individualidad por completo. Si lo haces, podrías estar resentido con tu pareja y querer salirte.